Meliodas es el típico chico millonario que es arrogante, promiscuo y un idiota de semblante frío que cree que tiene toda su vida resuelta con sus numerosas mujeres, una casa enorme, sirvientes y dinero a montones.
Pero el destino es impredecible y...
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—Meliodas, tú serás el Demon más honorable de todos.
Las pupilas del pequeño se dilataron al escuchar a su viejo padre; una hermosa sonrisa se formo en su infantil rostro y saltó a los brazos del mayor siendo atrapado en un abrazo que los hizo reír a ambos.
—¿¡Hablas enserio papá!? —gritó con entusiasmo al ser alzado por su padre, era como si estuviera flotando en el aire. Su padre le sonrió con devoción al escucharlo.
—¡Claro pequeño demonio! Vas a ser un hombre maravilloso y con grandes metas —frotó la punta de su nariz con la de su hijo, haciéndolo reír por las cosquillas que le provocaba.
—¡Y tú estarás para verme! ¿Verdad papá? —sus palabras destrozaron el corazón del mayor, sin embargo, era demasiado pronto para destruir sus ilusiones.
—C-claro que sí Mel, yo estaré contigo... —relamió sus labios llenos de culpa para después continuar. —Siempre —, Meliodas soltó un chillido de felicidad al ser cargado en los hombros de su padre; se colgó de su cuello y caminaron hasta el próximo parque de diversiones.
En ese momento Meliodas era muy pequeño para notar la dolorosa mirada de su padre, le estaba mintiendo, pero no lo hacía por maldad; solo quería que su hijo estuviera listo para todo, incluso para su muerte.
[🥀]
La puerta de su habitación se abrió de par en par, su alarma se escucho por las cuatro enormes paredes de tonalidades oscuras, y las cortinas se corrieron haciendo que los rayos del sol se colarán en su habitación.
—¡Joven Demon! —entró la mucama con cierto tono frívolo. —Buenos días, vengo a recordarle que h-
—¡Eres tonta o te caíste de pequeña! —exclamó furioso; sentándose sobre su cama de mala gana al escucharla. —No puedo creer que apenas despierte, y tú ya estas molestándome —la mucama le dio una mirada de: "Maldito malcriado, te soporto solo por la paga", exhaló brevemente y acostumbrada a su comportamiento, volvió a comenzar.
—Lo siento joven Meliodas, solo quiero asegurarme de que su día este en orden —el blondo suspiro molesto. —Le recuerdo que estamos en épocas donde sus familiares vendrán a visitarlo, y como heredero de los Dem-
—"Debe cumplir con su responsabilidad" —la interrumpió terminando la oración por ella; se la sabía de memoria, al derecho y al revés. —Ahórratelo Vivían, me lo se de memoria —se levantó de su enorme cama con la sabana enredada en su cuerpo, sin importarle la presencia de su empleada. —¿Ya te largas? Quiero privacidad.
—C-claro joven Meliodas.
La chica se apresuro a salir de aquel purgatorio, pero como si de mala suerte se tratará, un chasquido de dedos la detuvo.
