♡ Interés en tu inocencia ♡

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AmoOoOoOOo esta canción, fuuuuuuuck aHhHhHH /Convulsiona en fanatismo.

¿Qué podría ser más peor que los lunes? Sí, que sea Lunes y este lloviendo como si se fuera a acabar el mundo y para rematar, que la primera clase sea Matemáticas

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¿Qué podría ser más peor que los lunes? Sí, que sea Lunes y este lloviendo como si se fuera a acabar el mundo y para rematar, que la primera clase sea Matemáticas.

—¡Vamos Caín! Acelera, por tu culpa llegaré tarde —rezongó Meliodas con irritación mientras recargaba su mejilla en su mano derecha.

—Lo siento joven Demon, pero debo respetar el semáforo —dijo, sin voltear a ver al más joven quién soltó un gruñido al escucharlo. —Además ya estamos a una cuadra de llegar, sea paciente, por favor —, Meliodas soltó un respingó al ver su actitud autoritaria. 

Sin embargo, antes de que pudiera insultar al pobre anciano una figura femenina en las calles lo hizo prestar toda su atención en ella. Ahí estaba la dulce Elizabeth, caminando bajo la lluvia sin nada con que cubrirse; "La pequeña ratita olvido su paraguas —pensó en su interior con una sonrisa sínica en el rostro. —Si comienzo a ser caballeroso probablemente sea más fácil que caiga en mi plan"

—¿Sabes qué, Caín? —colgó su mochila en los hombros y abrió la puerta aprovechando el trafico. —Tengo un examen de matemáticas y no quiero llegar tarde por tu incompetencia.

—¿Joven Demon? ¿Usted caminando debajo de la lluvia? Imposible —vaciló el anciano sin miedo a enfrentar al egocéntrico de su jefe.

Guñó al escucharlo. —Como sea, no olvides pasar por mi. Adiós —bajó del auto, y con prisa camino hasta la albina, quién iba distraída mirando las calles mojadas. -Quizás deba empezar con un "hola" nada con estilo para no perder el orgullo -pensaba mientras más se acercaba a Elizabeth. -Quizás deba darle un zape y reírme como loco después, o aventarla discretamente a la carretera para después pretender que soy un héroe.

Blasfemó al ver como estaba pisándole los talones; en su mente, el reunir puntos de simpatía  con pequeños detalles lo llevaría al éxito, así que debía comenzar con algo dulce y sencillo, aunque por dentro se estuviera vomitando.

—¡Hey! Pero si es mi princesa Elizabeth con su peculiar cabello plateado —exclamó con una gran sonrisa para después ponerse a su lado. Elizabeth solo respingó al verlo. —¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el gato? Sabes estab- 

No pudo terminar pues la chica aumento su velocidad al caminar. —Esta mujer... ¡Oye princesa, te estoy hablando!

—Solo déjame en paz —murmuró lo suficiente alto para que el blondo escuchara y de un de repente, ya lo tenía frente a ella, cubriendo su paso mientras la sujetaba de los hombros.

—Oye, tranquila linda. ¿Tanto cuesta saludarme en la calle? —sonrió ladinamente al ver el leve sonrojo en sus mejillas albinas. —Se que comenzamos con el pie izquierdo pero podemos remediarlo, ¿verdad?

Rosas Y Espinas ¦ MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora