♡ Nobleza en una persona ♡

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—Sí, cuando la encontré se desmayó al instante

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—Sí, cuando la encontré se desmayó al instante. Quise saber quién la lastimo, solo un idiota pudo haberle hecho algo así —, sin saberlo, la chica postrada en la camilla comenzaba a abrir sus ojos viendo la figura del hombre a su lado.

—No se preocupe jovencito. Fue muy amable al traerla aquí, sus heridas se trataron a tiempo gracias a usted —la enfermera volteó a ver a la chica, quién apenas recuperaba la cordura. —Oh mire, ya despertó.

—¡Ah, que alivio! —exclamó el de cabellos albinos para verla a los ojos. —Hola linda, ¿ya estas bien? —la enfermera observó como la de ojos bicolores trataba de adivinar en que situación se encontraba. Adelantándose a hablar viendo el susto repentino de la ojiazul.

—¡Espere caballero! no la aturda tanto, apenas despertó —, el chico retrocedió. 

—Lo siento es que estaba muy preocupado por ella —rascó su nuca para después volver a verla. —En fin, ¿Cómo te sientes?

—¿M-Me hablas a mi? —preguntó la débil Elizabeth quién no creía lo que veía. La enfermera se despidió para salir por el expediente de Elizabeth, dejándolos solos. 

—Sí. Me espante mucho cuando te vi mal herida —, sus palabras le trajeron aquellos amargos recuerdos a la chica quién paso saliva al recordar las palabras grotescas dirigidas hacía su  persona, sus pensamientos fueron interrumpidos de nuevo por el chico, quien se notaba nervioso. —Se que recién nos conocemos pero puedo ayudarte si reconoces a tu atacante, podemos hacer algo para que no vuelva a lastimarte ni a otra chica más.

Elizabeth mordió su mejilla interna al escucharlo. Apenas y había salido viva, no era momento para hacerse la victima, mucho menos si decía que sospechaba de Meliodas; nadie le creería al ser él un chico tan poderoso y ella una simple mortal, no se podía arriesgar. —N-No fue nada de eso, solo un robo y es todo.

—¿En serio? —curveó una ceja. —No puedo creer que sigan pasando asaltos en estos tiempos.

Elizabeth suspiró. —Haz hecho bastante con traerme aquí, lo siento mucho, mejor me voy antes de que cobren la estadía —sacó un pie de la camilla, pero el de ojos azules la volvió a recostar con sutileza.

—Ya pague todo —, un sonrojo se pinto en las mejillas de la chica. El albino sonrió —No te preocupes por eso.

—¿¡QUÉ!? —Exclamó con pena. —Oh no, eso es demasiado. Por favor, permítame pagarle en cuanto me sane —, el chico soltó una risita.

—Lamento mi atrevimiento, pero eso fue muy tierno —carraspeó un poco al ver el sonrojo de Elizabeth. —En serio no se preocupe, lo hago de buena voluntad, además dicen que las bendiciones llegan cuando ayudamos a quienes lo necesitan —Elizabeth sonrió levemente al escucharlo, había tenido suerte de habérselo topado cuando más necesitaba.

Rosas Y Espinas ¦ MelizabethWhere stories live. Discover now