Meliodas es el típico chico millonario que es arrogante, promiscuo y un idiota de semblante frío que cree que tiene toda su vida resuelta con sus numerosas mujeres, una casa enorme, sirvientes y dinero a montones.
Pero el destino es impredecible y...
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Después de aquella infame escena frente a el heredero de los forest, Ban no dejaba de morderse la mejilla interna al recordar como minutos atrás su amiga de la infancia hablaba maravillas de aquel heredero. ¿Se sentía celoso? sí, y no podía negarlo tan fácilmente.
Miró de reojo a la chica que tenía a su lado; ella caminaba con la mirada al frente, parecía estar concentrada en el camino y gracias al silencio entre ambos Ban comenzó a recordar como sus sentimientos habían sido borrados gracias a la desaprobación de sus padres al enterarse del amorío secreto que sostenían ambos jóvenes.
—En verdad quiero ahorcarme a mi mismo —pensó con frustración. —supongo que llevar el imperio de los Undead sobre mis hombros desde que tengo once años debía dar frutos —Ban soltó un suspiro, y alzó la mirada para ver el cielo. —Dudo que mis padres hubieran querido un mal hijo, incluso ahora que están en el cielo.
Ban volvió a mirar a la chica frente a él. —¿En verdad era necesario dejarla para cumplir el capricho de mi familia sobre casarme con Jericho solo por su linaje?
—Oye Ban —interrumpió sus pensamientos. —¿A donde vamos exactamente? —preguntó sin verlo a los ojos. El de ojos rojos metió las manos a su bolsillo y desvió la mirada.
—Ni siquiera yo lo sé —soltó sin dejar de caminar, volviendo una vez más a sus pensamientos; ignorando por completo a la chica quien lo insultaba por hacerla caminar sin razón alguna. —¿en verdad mis padres lo hubieran querido? —miró detrás de su hombro observando a Elaine con los ojos apagados. —¿Ella lo hubiera aceptado?
—¡BAN UNDEAD!
Una vez más sus pensamientos fueron interrumpidos. Esta vez por su novia, Jericho.
—¿Jericho? ¿Qué es lo que quieres? —la mencionada torció los ojos con indiferencia. ¿en serio lo había olvidado?
—lamento interrumpir tú... —sus ojos recorrieron a la chica rubia con rencor haciéndola sentir incomoda. —lo que sea que estés haciendo. Solo vengo a recordarte que quedaste de llevarme al estreno de la nueva película de los caballeros sacros, ¿lo recuerdas verdad?
—Lo siento, tengo cosas qu-
—No era pregunta querido, es un aviso. —Ban suspiró.
—No pued-
—Lo siento Ban —¿Que tenían las chicas con interrumpirlo cada que respiraba? —Debo irme, nos vemos en otra ocasión. Hasta luego, Jericho.
