♡ Dragones y Princesas ♡

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—¿En serio, Meliodas? Ni siquiera ha pasado un día y ya estas causando problemas —antes de que el blondo pudiera hablar continuó

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—¿En serio, Meliodas? Ni siquiera ha pasado un día y ya estas causando problemas —antes de que el blondo pudiera hablar continuó. —Y cuidado y me levantes la voz, ¿No tienes suficiente con arruinarle el día a la nueva? —el director Hawk estaba irritado con la presencia del más bajito. Desde que Meliodas ingresó a la preparatoria de Liones, cada semana era una guerra gracias a él.

—¿Yo? ¿Arruinarle el día? —sonrió con cinismo ante las palabras de su director, para después voltear a ver a la furiosa albina. —¡Ella fue quién arruino el mío! —Elizabeth se cruzó de piernas y mordió su lengua al escucharlo.

—Yo solo te puse en tu lugar engreído —Meliodas suspiro.

—¿Ponerme en mi lugar? —preguntó él con sarcasmo. —Yo te pondré en tu lugar buena para nada, no sabes con quien te metiste —Hawk trono los dedos antes de que comenzaran.

—Basta chicos, no tiene caso pelear —intervino el regordete director espectador de aquella batalla de miradas. —Con tan solo una mirada ya quieren agarrarse de las greñas —, sin embargo ninguno le presto atención.

—Es un idiota la verdad, y no me interesa saber quien eres —continuó la albina, haciendo que Meliodas apretara los dientes.

—Escucha criada —, puso su dedo índice en el pecho. —Tu servidor aparece en revistas y noticias como joven empresario, ¡como el sucesor de un gran imperio! ¿Y no sabes quien soy? —Elizabeth levantó una ceja, ¿Ese chico un millonario? se venía venir en mil y una posibilidades.

—Meliodas, el hecho de ser rico no te convierte en un Dios —dijo el director, quién de nuevo fue ignorado por el par de jóvenes. —Además t-

—¿Yo qué? —interrumpió al director quien soltó un chillido de molestia. —No quiero escuch-

—Se más respetuoso baboso —volvió a interrumpir Elizabeth quien desvió la mirada molesta. Ni para ser una buena persona era bueno. Meliodas soltó un bufido.

—Dios, soy yo otra vez; escúchame y aleja a los demonios y males de mí, ¡sobre todo a esta tipa! —junto sus manos extendiéndolas hacía el techo. —¡Auch! —, se quejo al recibir un golpe en la cabeza de parte de Elizabeth. —¿¡Cuál es tu obsesión por golpearme!? ¡Vas a causarme un derrame! 

—Ouh, no sabía que tenías cerebro, discúlpame —, una sonrisa inocente se puso en el rostro de Elizabeth, haciendo que la sangre de Meliodas hirviera aún más.

—¡YA POR FAVOR! —volvió a intervenir Hawk golpeando su escritorio con las manos haciendo callar a ambos. —Ya tengo el castigo perfecto para los dos.

Rosas Y Espinas ¦ MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora