CAPITULO 15

153K 10.5K 3.4K
                                    

Afroditas de la noche. 

Anastasia.

Pongo un pie en la entrada de la casa de padre en Prullans, sonriendo abiertamente cuando el aire golpea en mi rostro dándome un atisbo de alivio al sentirme como en casa como hace mucho no me sentía. 

Había pasado tanto tiempo entre la naturaleza, escondiéndome de Giulio, Salvatore, Emilio e incluso de Félix cuando me entrenaron que me aprendí cada escondite de este pueblo de memoria. Si hay alguien además de los nativos que se conoce los rincones de este lugar soy yo.

Mattia, el adorado rottweiler de padre me recibe olfateándome mientras me pela sus dientes antes de reconocerme. Paso mi mano por su cabeza, rascando detrás de su oreja como normalmente hago al venir e inmediatamente se posa a mis pies disfrutando del roce de mis uñas contra su piel.

—¿Te has portado bien, campeón? 

Saca la lengua, dejando un par de residuos de su saliva en mis botas de tacón y por primera vez no me importa, lo he extrañado. Tuvimos nuestras hazañas juntos y a pesar de que antes era amigo de los hermanos Sartori, una vez puse un pie aquí luciendo perdida, fue como si él y yo fuésemos uno solo. Me cuidaba cuando caminaba de un lado al otro y una vez que Giulio me apuntó, él apareció y se le abalanzó encima. De no ser por el disparo de padre a unos metros, el hijo mayor de Dante habría muerto en boca de Mattia.

Principessa. —Levanto la mirada del can para encontrarme con los hermosos ojos azules de padre sobre mí. Rio un poco al ver la poco habitual ropa de ejercicio en él, pero me acerco dejando que me tome entre sus brazos y pose su boca en mi frente a manera de saludo—. Vai con Stella. —«ve con Stella»

El perro mueve su cola y dando un ladrido ante el italiano que sale de la boca de padre, corre en dirección opuesta a como está la camioneta que acabo de estacionar. Veo a Roger bajar junto a Bastián y el resto de los hombres que traigo conmigo, merodeando alrededor mientras deciden la forma de coordinarse. No que estaremos mucho tiempo, pero si hay alguien al que le guste la organización en perfecto estado es a Roger.

Estaba con la mujer del difunto Domínguez y con Vittoria cuando lo llamé, pero no pude dejar que Taddeo supiera a donde venía, no cuando desconfío del hombre. No obstante, con la debida advertencia hecha a Giulio, lo mantendrá al margen y ocupado para evitar problemas hasta que descubramos que se trae.

—¿Se apegó con Stella? 

Asiente. 

A pesar de que el animal tiene once años y está viejo, no lo parece. Era obvio que una vez los niños llegaran algo como esto pasaría, pero, aunque pensé que su aliado en esta ocasión sería Massimo, me alegra que su protegida sea Stella.

—Hemos estado aquí un par de días apenas. 

Sonrío de lado, abrazándome a él abiertamente cuando quedamos solos. Manejamos las apariencias de el hombre fuerte que no siente nada por nadie, pero de vez en cuando necesito de sus abrazos para saber que estoy viva y no soy solo un pedazo de carne que actúa por inercia en busca de dolor y sangre que derramar. 

—¿Cómo fue el viaje?

—Novedoso. 

Omito la parte de Venturi apareciendo. Giulio estuvo de acuerdo en que no se lo contáramos a nadie, ni siquiera a Emilio, eso desbordaría las dudas y rumores del topo que aún no estamos dispuestos a regar hasta que no sepamos de quien se trata. 

—Morales tiene caña para el negocio, hemos quedado en un buen acuerdo y a partir de aquí es tarea de Emilio hacerse cargo de todo. Yo no tengo tiempo con lo de las reuniones con Francesco para la nueva entrega. 

PELIGROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora