CAPITULO 35

148K 10.3K 13.9K
                                    

***

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

***

Сладких снов

«Dulces sueños»

Marcello.

No me inmuto cuando Fina, mi ama de llaves, entra al despacho, encaminándose en mi dirección. Por el rabillo del ojo la veo avanzar, escucho sus pasos lentos acercándose, pero no es hasta que se queda quieta en el lugar frente a mi escritorio que levanto la mirada de mi MacBook para verla.

Sus ojos no vacilan, acostumbrada a la frialdad en mi rostro. De hecho, el suyo es casi igual de inexpresivo que el mío. Para eso fue entrenada antes de comenzar su trabajo conmigo, para que no ceda ante nadie más que yo.

—¿Pasa algo?

—Tiene una visita —informa—. El señor Maxim Sokolov quiere verlo.

A pesar de la confusión que me abruma solo asiento en su dirección. ¿Maxim? ¿Qué hace aquí?

Me coloco de pie, guardando los documentos regados sobre mi escritorio, pensando en los motivos de su visita. Sin embargo, en mi cabeza no hay lugar para las dudas y me encuentro en el mismo vacío que hace segundos.

No tiene razones para venir. O por lo menos, yo no se las he dado.

Maxim Sokolov es el subdirector del Servicio Federal de Seguridad de la Federación rusa. Un ruso de treinta y seis años con el que entrené en mis años en Rusia. No obstante, ese no es el mejor título que tiene encima. Además de eso, es el jefe de la Organización. Un club de alta elite en donde políticos, mafiosos y organizaciones del gobierno envían a sus mejores proyectos para convertirlos en maquinas de destrucción.

Yo hice parte de la Organización hace varios años, cuando papá decidió que mi entrenamiento no sería igual a los de sus soldados. Ellos forjaron a Marcello Venturi, y a cambio, nuestros negocios con ellos se han mantenido durante todos estos años.

—Marcello Venturi. —Los ojos verdes del hombre se fijan en mí cuando Fina cierra la puerta tras él. Sus manos en la parte trasera de su cuerpo y su ceja elevada al igual que siempre mezclando el poder con la arrogancia—. Tiempo sin saber de ti.

—Dos meses —afirmo.

Mi ultima llamada a él fue cuando Anastasia se llevó a mi hermana. Envió sus mejores hombres, pero al final, desistí de mi idea de atacar a los Caruso como ellos hicieron conmigo. Maxim no hizo preguntas por mi actuar, solo tomó de vuelta a su gente y continuó con su camino.

El que esté aquí ahora no me asusta, me inquieta. Maxim no sale de Rusia a menos que sea necesario y que venga directamente a mi puerta es curioso, puesto que no necesito su ayuda y él no es de los que la pide tampoco.

—Por lo que sé ya Vittoria está a salvo, ¿no?

—En efecto. —No digo más y él no ahonda en el tema—. ¿Qué haces en España, Maxim?

PELIGROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora