Nola Bel tiene el aspecto de Spinelli de La banda del patio, pero sin su cara de cabreo habitual, más bien su hermana gemela alegre, y con el pelo rizado por arriba y rapado por abajo, hasta la altura de las cejas. Parece una chica alegre, segura de sí misma, sensible, original y en la fina línea que separa la espontaneidad de la impulsividad. Quizá, su parte más impulsiva, ha sido la que les ha llevado, a ella y al chaval, a visitar un jardín de la universidad (¿el Sarapapio Garden?, quién sabe), en vez de asistir a clase.
El jardín tiene mucha vegetación, desde plantas bajas de grandes hojas hasta altos árboles de onduladas ramas, pasando por numerosas lianas. Y su superficie es rectangular, rodeada de paneles transparentes y con el techo descubierto. Es similar a la selva simulada de la jaula de los monos de un zoo, solo que, en este caso, los monos son el chaval y Nola, sentados en un pequeño banco. En ese momento, Nola disipa el silencio que había.
—Este sitio parece la jaula de los monos del zoo, solo que, en este caso, estamos nosotros dentro —así se habla, esta chica es fantástica—, así que supongo que los monos serán los que estén fuera y vengan a vernos.
—¿Tú crees?
—Claro, ahora se asomarán a vernos una familia de monos: con su padre, que ha venido obligado por su mujer en su único día libre en el trabajo, aunque no deja ni un minuto de hablar por el móvil; el hijo, que prefiere seguir viendo las miles de imágenes digitales del móvil, en vez de mirar a las bestias de la jaula, o sea, nosotros; y la madre, que se desgañita porque el padre y el hijo disfruten junto a ella de un día en el Zoo de los Humanos.
—Cuánta imaginación tienes. Te tienes que divertir bastante en tu cabeza.
—Gracias. —Y realiza una divertida reverencia—. Y ahora tú estás conmigo, así que también te puedes divertir con ella.
Se hizo un minuto de silencio, no porque haya muerto alguien, sino porque el chaval se pone a mirar algo en el móvil, y la fantástica Nola aprovecha para mirar más de cerca las plantas del jardín. Después, Nola se gira y comienza a hablar otra vez con el chaval.
—¿Qué te ha parecido la clase de Filosofía Antigua?
—Normal, sin más.
—¿Y el profe y sus chistes?
—Madre mía...
—Jajaja, a mí me han gustado un poco. Pero es que me hacen gracia muchas cosas.
—Qué suerte. O sea, que eras tú la risilla que se oía de fondo, que parecía el sonido de una ratilla royendo queso.
—Jajaja, en efecto, era yo la ratilla.
—Jajaja.
—Oye, ahora que me acuerdo, podríamos hacer lo que nos ha pedido el profe sobre reflexionar acerca del amor, según el mito de Aristófanes.
—Vale.
—Pues, dejando aparte las súper volteretas laterales que podrían hacer los súper humanos esos con sus cuerpos circulares, y su potencia física a lo Hancock —al chaval le sale una sonrisilla, siempre le pasa cuando oye hablar de una película antigua—, a mí me ha recordado al típico colega que se echa novia y desaparece.
—Jajaja, ¿y eso por qué?
—Porque, en cuanto el humano encuentra a su otra parte, se quedan abrazados para siempre, como si no existieran otros tipos de vínculos afectivos.
—Es verdad.
—Y también me ha transmitido esa idea que tradicionalmente se ha impuesto a las mujeres, la de que la finalidad de la vida es encontrar una pareja, ya que las diferentes partes humanas solo se mueven con ese fin.
—¿Y estás de acuerdo con esas ideas?
—Personalmente, con la primera idea no. Porque yo entiendo que hay más de un tipo de amor, como el de la familia o los amigos. Yo creo que no podría vivir prácticamente solo con mi amor romántico. Y con la segunda, un poco. Creo que podría tener una buena vida solo con mi familia y amigos, disfrutando de ir al cine, con una casita en el campo, siendo una escritora bohemia en la Toscana, derrotando al presidente de USA con karate... Pero sí que pienso que lo más importante para mí sería compartirlo todo con una persona a la que quiera y que me quiera. Y me da igual su apariencia y su físico.
—Coincido en todo contigo, aunque seguramente yo le doy más importancia que tú a la pareja, pero no desaparezco de mi grupo de colegas, que quede claro. Sin embargo, no me creo que no te importe el físico.
—Ah, no sabía que eras mentalista y que lees pensamientos. A partir de ahora, voy a pensar todo el rato en papayas cada vez que esté contigo, por si intentas leérmelos, que solo veas frutas tropicales.
—Jajaja, no soy mentalista, pero la mayoría de la gente que dice que no le importa el físico, miente. Mi argumento es: la mayoría de relaciones amorosas necesitan tener sexo, y para practicar sexo se requiere que la otra persona te ponga cachondo. Ergo, para tener una relación amorosa completa, la mayoría de las personas necesitan que la otra les atraiga físicamente. Y el mito de Aristófanes también me da la razón.
—Al final va a resultar que Aristófanes y tú sois almas gemelas y os vais a enamorar, pero ese amor fundado por esa conexión en vuestra forma de pensar será imposible, porque supondría rechazar vuestra propia teoría de la atracción física en el amor —dice Nola, acompañando sus palabras con gestos exageradamente teatrales, como mirar al horizonte (estando en un jardín cerrado) con los ojos entornados, ponerse fuertemente la mano en el corazón y arquear la boca como un payaso triste—. A Romeo y Julieta les presionaban sus familias, pero a vosotros vuestras propias ideas, aún más duro.
—Jajaja, pues quién sabe. Pero es que, aunque el mito mencione que cada parte humana va en busca de su alma gemela, la realidad es que habla de dos cuerpos que se atraen para poder abrazarse y formar el súper cuerpo ese de cuatro brazos, y así ser felices y todo eso. Pura atracción física.
—En verdad tiene sentido. Es otra forma de verlo. Es lo bonito de la filosofía, que conviven muchas ideas, aunque a veces hasta sean contradictorias.
—Total. Este mito no es bueno o malo porque nos gusten más o menos sus ideas, sino por la cantidad de ideas que tenga, que nos hagan pensar y poder formar las nuestras propias.
—Uff, mira, me he puesto cachonda con nuestras reflexiones —dice mientras se hace la acalorada y se abanica con la mano.
Madre mía, últimamente estoy interviniendo poco. Luego voy a hacer mi programa, que estos dos están acaparando demasiadas palabras. No me importa que lo haga Nola, pero al chaval ni agua.
—Jajajaja —el chaval se ríe a carcajada limpia, a la vez que aparta la mirada de Nola y se sonroja un poco.
—Es que yo pienso que también te puedes poner cachonda con ideas, experiencias, compartiendo, intimando mentalmente...
—Ya veo.
—¿Algo más que añadir sobre el mito?
—Creo que no.
—Yo añadiría que, según el mito, las relaciones amorosas pueden ser monógamas, tanto de personas homosexuales como heterosexuales o bisexuales. Deja fuera del amor las relaciones abiertas, el poliamor o los swingers.
—Es verdad. No lo había pensado. —El chaval piensa en añadir un cumplido a Nola por haberle aportado esa idea, porque, como ya hemos visto, él aprecia mucho las ideas, pero finalmente no lo hace.
—Pues ya hemos hecho los deberes de...
Hale, descansito de loschavales, que llevan mucho tiempo hablando.

YOU ARE READING
Relación de Armóh (completo ✔️)
Romance(Se tarda 1 hora y media aprox. en leer la parte 1) El tiempo ha avanzado y ha habido cambios, como una nueva red social llamada Netdeo o que ahora Harry Potter forma parte de Los Avengers. Aunque hay cosas que no cambian, sigue habiendo personas qu...