Relación de Armóh (completo ✔️)

Cap. 15: Nola y Jarah, Jarah y Nola

Nola y Jarah se hallan frente a frente en el pasillo de la universidad, acaban de toparse.

Nola y Jarah. Jarah y Nola. Nola. Jarah. Jarah. Nola. Los dos amores de Odi. Las dos le dejaron, con apenas segundos de diferencia.

Jarah. Nola. El sol de la ventana dibuja al contraluz dos siluetas totalmente diferentes enfrentadas.

Nola y Jarah. Después de lo ocurrido en el botellón, solo se habían visto de pasada en alguna clase.

Jarah. Nola. Jarah en los ojos marrones de Nola. Nola en los ojos azules de Jarah.

Nola y Jarah. Esta vez se han encontrado cara a cara, eso es distinto, aumenta la necesidad de tener que decirle algo a la otra persona. A veces es fácil: si te encuentras a tu vecino, un sencillo "hola" basta para resolver la situación; si te encuentras a tu vecino estadounidense, un simple "hello" será suficiente; si te encuentras a tu vecino italiano, un sonoro "ciao, banvino" y sigues tu camino, feliz por tener tanta diversidad cultural en tu vecindario.

Jarah. Nola. Jarah cierra los párpados y Nola desaparece. Nola cierra los párpados y Jarah desaparece.

Nola. Jarah. Jarah. Nola. Ellas lo tienen más difícil, es una relación más complicada que la de unos simples vecinos (aunque se podría decir que fueron vecinas en el corazón de Odi, ahora fuera de servicio por: destrucción total).

—Quería pedirte perdón, Jarah —decide, al fin, hablar Nola—. Pensaba que tenías una relación abierta con Odi; si no, nunca hubiera hecho nada con él.

Jarah tarda unos segundos en contestar.

—No pasa nada, Nola. Está mejor así, la verdad.

—¿En serio? —pregunta Nola.

—Sí. El Odi te quiere a ti. Mejor enterarme ahora que después de habernos casado y haber tenido hijos tan tontos como él.

—No sé si me quiere tanto... Me mintió.

—En verdad no te mintió. Antes de empezar a salir, yo dije en un juego que hicimos que a mí no me importa que mi pareja se líe con otras personas o salgan o lo que sea, siempre que yo sea su preferencia. Así que el Odi dio por supuesto que en nuestra relación sería igual. No diría que el Odi es un mentiroso, diría que es un bobo.

—En eso estamos de acuerdo. ¿Acordamos que Odi es un bobo? —pregunta Nola, a la vez que le tiende la mano.

Ambas se dan un apretón de manos y se ríen tímidamente.

—Pensándolo bien, te pido yo perdón. Tenía un poco de celos por cómo te miraba el Odi y no me porté contigo demasiado bien.

—Tranquila, tampoco creo que te portaras mal conmigo —dice Nola, y a los pocos segundos añade—: ¿Te puedo dar un abracito?

—Sí, por favor.

Nola y Jarah, Jarah y Nola, el sol de la ventana dibuja esta vez una sola silueta.

—¿A ti también te encantan los abrazos? —pregunta Nola.

—Me encanta cualquier forma de contacto físico; soy una yonqui del contacto físico.

—Pues toma dosi-i-i-i-i-i-i-i-i-i-s —dice Nola mientras la aprieta más fuerte y hace que se zarandeen un poco (la última sílaba de "dosis" vibra al son del zarandeo).

—Nola, que nunca más un tío bobo haga que haya malos rollos entre nosotras, ¿eh?

—Eso está hecho-o-o-o-o-o-o-o. Perdón, eso está hecho, quería decir —acaba diciendo Nola con tono más serio.

—Jajaja, quiero ser tu amiga, te lo juro.

***

Este capítulo ha sido patrocinado por Andrea Borriello, el heladero que se convirtió en escritor de libros de sexualidad femenina, y su libro Si las vaginas fueran helados. El siguiente texto es un fragmento de su libro en el que explica la menstruación:

El ovulo es una bola de helado de fresa al que el varón le pone toppings de espermatozoides para que acabe convirtiéndose en todo un helado adulto de provecho para la carta de la heladería, pero, cuando el varón no le espolvorea sus toppings, el helado no llega a la carta y acaba derritiéndose y saliéndose por debajo del cucurucho, y esa es la sangre que notas cuando te baja la regla.