Un calabozo de una comisaría de policía de Madrid, Nola y el "puto nenúfar", junto a otros detenidos, parecen más calmados.
—¿Qué ha pasado, Odi? —pregunta Nola—. ¿Por qué dicen que hemos "perturbado el orden de la ciudadanía con un aviso falso de bomba"?
—Mmm... Porque... es lo que hemos hecho... —dice el chaval Odi con una sonrisa como la torre de Pisa, torcida.
—¿Cómo? ¿No decías que tu padre, el policía, te había dicho que había habido un aviso de bomba?
—Sí... Pero era todo mentira. Bueno, lo de que mi padre es policía no, lo del aviso de bomba sí.
—No me digas que lo hiciste para reunir a todo el barrio en la Huella Roja y poder difundir la palabra "armóh".
—Dijiste que querías hacer "algo más de acción". ¿Te ha parecido suficiente de acción?
—Jason Stathan te daría un beso en la frente ahora mismo —dice Nola, y el chaval se ríe—. No ha estado tan bien el asustar a todos los vecinos del barrio (seguramente cuando vuelva me estarán esperando con palos y antorchas, y un balón con petardos dentro, ya que espero que al menos innoven en el mundillo de las muchedumbres enfurecidas), pero ha sido genial.
Uy, esas palabras le han sentado demasiado bien al chaval Odi, me temo lo peor...
—Nola...
—Hola, soy Jimmy "el Turbinas" —interrumpe al chaval Odi uno de los detenidos del calabozo, que no parece saber lo que es respetar los turnos de palabra ni las conversaciones ajenas. En el caso de que las palabras fueran comida, ¡y si esa conversación se iba a convertir en una sabrosísima lasaña y él la ha rociado de batido de fresa con su frase interruptora! Por suerte, ese no era el caso, porque estoy seguro de que el chaval Odi la iba a cagar impresionantemente, por lo que posiblemente haya mejorado el plato con bechamel calentita. Aun así, eso ocurre una de cada cien veces, así que nunca interrumpáis conversaciones, es como matar palabras.
Por cierto, recordaréis a Jimmy "el Turbinas" de mi programa El Show del Narrador, uno de los chicos del barrio donde me crie. Es una pena verle ahora en estas circunstancias, pero es normal si va por ahí cometiendo homicidios léxicos.
—Hola, señor Turbinas. Yo soy Odi. Encantado. Todo bien. —dice rápidamente para volver a hablar con Nola—. Quería decirte...
—Oye, chico, el señor Turbinas es mi padre, yo soy solo el Turbinas, o el Turbimonster.
—Vale, Turbinas, oído —dice el chaval Odi, aguantándose la risa por lo de "el Turbimonster".
—Hola, Turbimonster —le saluda Nola.
—No hace falta que le hables, estoy intentando decirte algo —susurra el chaval Odi a Nola.
No esperaba decir esto, pero será mejor que atiendas al Turbimonster.
—¿Os molan los coches? A mí me flipan.
—Sí, sí, están bien —dice el chaval Odi, intentando acabar la conversación cuanto antes.
—Los coches son el mejor vehículo. Un avión está bien, va rápido y tal, pero no puedes derrapar apenas —añade Jimmy "el Turbinas".
—Bueno, Nola, lo que te iba diciendo...
—Un consejo, chico, si cuando pasas un badén con el coche no hay ningún momento en el que tengas las cuatro ruedas en el aire, es que no lo has hecho bien.
—Vale, Turbinas, geniales tus ideas sobre coches, pero me dejas un momento, que estoy hablando con mi amiga —dice el chaval Odi, algo alterado.
—Oh, claro, yo jamás interrumpiría un motor en marcha.
¿Qué clase de metáfora es esa? ¿Qué hace Jimmy "el Turbinas" con sus coches? ¿Los arranca una vez y hasta que mueren? ¿Lleva siempre a alguien de copiloto para que sea esa persona la que apague el motor? Qué más da; no tiene mucho sentido preguntarse qué pasa por la cabeza de alguien que se hace llamar "el Turbimonster".
—Nola...
No lo hagas, chaval... No digo que seas precavido nivel: soplar las ensaladas. Pero ve con cautela.
—¿Puedo besarte?
Nooo, loco, ¿qué hiciste?
Algunos de los detenidos del calabozo empiezan a jalear y a aplaudir.
—¿Qué? —pregunta Nola con una leve sonrisa nerviosa—. Ah... No... —Duro rechazo, ya sin la sonrisa.
Uf, eso duele. Por algo decía lo de la cautela.
Se escuchan innumerables onomatopeyas de haber presenciado algo desagradable, como cuando alguien sufre un mal golpe en la lucha libre.
—Ah, vale —responde el chaval, claramente dolido, aunque intente disimularlo.
—Es que...
—No —corta el chaval Odi a Nola—, no pasa nada, mejor no hablar más.
Nola duda si decir algo más, pero en ese momento Jimmy "el Turbinas" vuelve a intervenir, rodea al chaval con el brazo y le dice:
—Ains... Chico, no te preocupes, el amor es como un Ferrari: cuesta mucho conseguirlo, pero cuando al fin lo tienes, es la hostia...
Qué pesado con los coches. Es buen momento para acabar la segunda parte de Relación de Armóh. Ha sido un duro final, y lo peor de todo es que a Nola y al chaval Odi les quedan ocho horas encerrados en el calabozo hasta que les liberen por la mañana. Si algo hemos aprendido esta vez, es que hay que declararse después de asegurarte de que hay una ruta por la que huir dramáticamente si las cosas salen mal, o huir cómicamente, así los demás nos divertimos. La segunda opción es la mejor, porque, dado que el rechazado va a sufrir sí o sí, que sufra divirtiendo al resto, como la persona que va dentro del disfraz de Mickey Mouse en Disneyland.
Así que nada, aquí queda pausada esta excéntrica historia en la que de momento ha habido menos sexo que en un drama coreano.
Byebye.

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Relación de Armóh (completo ✔️)
Romance(Se tarda 1 hora y media aprox. en leer la parte 1) El tiempo ha avanzado y ha habido cambios, como una nueva red social llamada Netdeo o que ahora Harry Potter forma parte de Los Avengers. Aunque hay cosas que no cambian, sigue habiendo personas qu...