• - D I E C I O C H O - •

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POV VALENTÍN OLIVA

Por fin había encontrado el porro en mi bolsillo.

En lo que llevaba de mi día, todo había sido una mierda. No pude dormir tanto la noche anterior, pensando en que volveríamos a vernos, y eso justificaba por completo mi mal humor de madrugada.

Pasé por la duda de faltar a la escuela durante una semana entera, pero mis amigos no lo permitieron. Simplemente no quería enfrentar el dolor de verla a ella, y recordar lo idiota que había quedado luego de confesarle todo lo que me pasaba.

Prendí el cigarro entre mis dedos con delicadeza, y en cuanto pude, apoyé mí espalda contra la puerta cerrada de la escuela para darle una calada, notando de a poco aquella sensación relajante en mi cuerpo.

¿Y si me estaba equivocando?
¿Y si hice mal en alejarla de mí?
No dejaba de preguntarmelo constantemente desde que decidí hacerlo, y aunque sabía que debía olvidarme de ella, necesitaba hablarle, abrazarla, tenerla cerca. Sabía que con tan solo ver su sonrisa, podía mejorarme completamente.

Una carcajada de Tadeo fue lo que me sacó de mis pensamientos. No dejaba de reírse hacía 20 minutos junto con Juliana, en frente de mí. Habíamos organizado volver juntos al barrio después de la escuela, así que me vi en la obligación de esperarlo mientras charlaba con la pelinegra. No podía esperar el momento de llegar a mi casa y dormir, todo el día, sin importar las circunstancias.

— Sos una boluda. — Le decía el chico entre risas, a lo que Juli solo respondía con más carcajadas.

Me impresionaba un poco ver como había mejorado su relación en tan solo un par de meses. Además, tenía la leve sospecha de que no todo entre ellos era parte de una amistad... Reconocería en cualquier lado a un Tadeo enamorado.

Yo no estaba prestandole tanta atención a su conversación, pero cuando oí aquel nombre en específico saliendo de la boca de Juliana, no pude evitar estar más interesado en sus palabras.

— ¿Vas a hablar con ella? — Preguntó el Depa casi en un susurro, como si tuviera miedo de que alguien lo escuchara.

En definitiva, los dos pensaron lo mismo, porque la chica le contestó de igual manera. — Pensé en lo que me dijiste, y quiero hacerlo.

Me sentía un viejo chusma oyendo disimuladamente las charlas ajenas, pero había algo dentro mio que no dejaba enfocarme en otra cosa.

— ¿Y cuándo lo vas a hacer?

— Me está esperando en la parada de colectivo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al saber que Evelyn estaba allí. Tragué grueso cuando tuve la intención de comprobar si era cierto, pero me arrepentí al instante. Debía olvidarla, debía ignorarla, debía convencerme de eso.

— ¿Sabés lo que vas a decirle? — Los susurros continuaban, pero la poca distancia me dejaba oírlos.

Solté un suspiro culpable cuando comenzaba a darme cuenta lo que estaba haciendo. Asomé disimuladamente mi cabeza para mirar hacia la mismísima parada de colectivo, logrando que todo el autocontrol se vaya a la mierda, y mi respiración se detuviera por un momento al verla allí, sentada, con su mochila en brazos. Conseguí que no pudiera verme desde su ángulo, y así ahorrar el momento incómodo entre los dos.

• c u p i d o ; wos •Where stories live. Discover now