• - S E I S - •

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— ¿Acompañarlo?

— Sip, quiere que lo acompañe a comprarse una nueva campera. — Me encogí de hombros en la silla, mientras el barullo de alumnos tapaba nuestra conversación. — Es lo menos que puedo hacer.

— Que bueno que no se haya enojado. — Sonrió Juliana a mi lado.

— Si, la verdad me impresionó. — Reí, bastante aliviada al pensar que valentin no me odiaba. — ¿Y vos qué vas a hacer?

— ¿Con qué?

— Con Valentín boluda. — rodé los ojos y ella frunció el ceño. — ¿Cuándo se juntan para "estudiar"?

Sonreí pícara hacia mi amiga, empujándola suavemente en forma de joda, y moviendo mis cejas de arriba a abajo.

Ella se sonrojó y rió junto a mí. — Mañana seguro vaya a su casa... — Contestó en un hilo de voz, con timidez.

Yo solté un gritito y la sacudí. — Seguro que se chapan y empiezan a organizar casamiento.

Juli echó una risa, y una expresión de pocas esperanzas. — Ojalá.

— No te deprimas, Juli. — Bufé. — Sos hermosa, estoy segura de que él se va a fijar en vos.

— Gracias amiga, sos un amor. — Me abrazó y yo le correspondí. Al separarnos, me miró aún reflejando tristeza. — Pero, no sé nada de él, no sé de que le voy a hablar.

Yo pensé algunos segundos, y la miré con entusiasmo al recordar las palabras de wawa. — Le gusta Spinetta.

— ¿Cómo sabes? — Juli elevó una ceja, interesada.

— Me lo dijo wawa, así que podes hablarle de eso.

Juliana quedó pensativa por un momento, y luego asintió. — Bueno, gracias Eve.

Yo moví mi cabeza en forma de un "de nada", y miré hacia la puerta del salón procurando que todavía no llegara el profesor.

— ¿Vas a venir al cumple de Dante? — Pregunté cambiando el rumbo de la conversación, y ella me miró neutra.

Juliana solía asistir todos los años al cumpleaños de mí hermano, ya que  era como alguien más de la familia. Además, me acompañaba para que no esté sola, rodeada de todos los amiguitos de mi hermano.

Su expresión era algo dudosa. — Eh... — Elevé una ceja sin entender. — No puedo.

Me quedé algo atónita, era la primera vez que no me acompañaba en años.

— Digamos que mis notas de Física no son las mejores... — Me contaba culposa. — Mí vieja me castigó ayer, y no me deja juntarme si no es por tarea.

— Pero es un cumpleaños. — Respondí rápido, algo desilusionada. — ¿Tampoco te deja?

Juli se encogió de hombros, triste. — Perdón, Eve.

Allí, asentí con despreocupación. — No pasa nada Ju, tranquila, después si querés te ayudo con tus notas.

— Gracias. — Me sonrió y se lo devolví.

Me dolía un poco no tenerla conmigo en esa situación. Era una costumbre, y me dejó algo desilusionada que no pueda asistir. Pero bueno, no podía decirle nada a nadie. «La próxima será» concluí.

En ese momento, el rechinido de la puerta se oyó en el aula. Ya había llegado el profesor.

[...]

La brisa calurosa invadió mí rostro al cruzar la puerta de la escuela. Caminaba lento, junto con un tumulto de alumnos empujándose para salir.

Cuando estuve más liberada, saludé a mi mejor amiga y busqué con la mirada al chico de ojos claros al cuál le debía una campera; estaba con su grupito de amigos, como siempre, riéndose.

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