¿Y si nos casamos?

~Capítulo 4~

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Entrada la una de la tarde, cada quien se encuentra en su habitación, después de haber almorzado junto a Rose; a pedido de Miguel para que se la presentara.

Me siento nerviosa, con una sensación de que algo no está bien.

Creo que estoy exagerando al sobrepensar las cosas, pero me siento ansiosa sobre lo que puede pasar.

Después de minutos de dudas, pongo en pausa el tutorial de maquillaje que estoy viendo y abro el chat del solicitante del pedido. Intento contactarme con él enviándole un mensaje para asegurarme de que todo salga bien.

Camino de un lado a otro. Espero, espero y espero.

Nada.

Lanzo el celular a la cama, suelto un grito de frustración.

—¡¿Enloqueciste?! —grita Miguel, desde su habitación.

Escucho la puerta de su habitación cerrarse, luego sus pasos acercándose hasta mi habitación.

—¿Estas lista? —pregunta, tocando la puerta.

Aún estoy medio maquillada, no encuentro los tacones y estoy a punto de un colapso nervioso.

No, no estoy lista.

—Dame cinco minutos —miento.

—Eso suena a que tardarás una eternidad —Sonrío. Él me conoce.

Sabe que no es frecuente que yo me arregle para ocasiones así porque por lo general no me gusta asistir a reuniones de ese tipo, a menos que la situación lo amerite como ahora.

—Espera a que veas lo papacito que estoy —exagera.

Hago una mueca a pesar de que se que no me esta viendo. Escucho sus pasos alejarse.

Me acomodo en el asiento para poder verme en el espejo del tocador. Tengo un ojo perfectamente maquillado y el otro...Bueno el otro está bien. Además de todo eso, tuve que planchar mi cabello, ya que es ondulado.

No tengo idea de qué maquillaje se usa en esos tipos de eventos, por lo que recurrí a Señor YouTube. Siete tutoriales después encontré algo que combinara con mis ojos cafés oscuros, mis pobladas cejas —las cuales tuve que depilar con mucha pena —, mi cabello negro y por supuesto, mi rostro ovalado.

Según las chicas de los tutoriales el tipo de rostro es lo más importante de definir.

¡Ay! Ya me estoy pareciendo a ellas dando tips de belleza. Tal vez me abra un canal de YouTube y haga un video con un título que diga: "Tutorial de maquillaje para arruinar bodas".

Creo que les haría un favor.

Empiezo a reír de mis ocurrencias.

Después de todo si es cierto que cuando pasas mucho tiempo con alguien se te queda parte de su forma de ser. Estar años junto a Miguel me ha pasado factura, ya me estoy volviendo loca.

Termino aplicándome un labial rojo, —que no si sea buena opción —recojo todo lo que había usado para lograr todo eso en mi rostro.

Para mi suerte encuentro mis zapatos de tacón blanco, carísimos por cierto, que me regaló mi tía-madrina hace dos años.

Jamás imaginé que los usaría con este propósito.

Me visto con cuidado para no arruinar el vestido, calzo los zapatos, rocío mi perfume y ...

—Se acabó, estoy harto de esperar

El idiota entra a mi habitación sin tocar, odio que haga eso.