≈SEIS≈

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— Raspberry, ¿quieres comida? — preguntó divertido el castaño al notar que el felino se paseaba entre sus piernas

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Raspberry, ¿quieres comida? — preguntó divertido el castaño al notar que el felino se paseaba entre sus piernas.

Al final el castaño fue quien terminó cuidando de la gata.
Raúl se acercó al comedero del animal y lo llenó para seguidamente ver como el dueño entraba a la cocina con una gran sonrisa, como siempre.

Rubius, te toca limpiar el arenero — informó el castaño mientras se dirigía a su habitación.

Pero no quieroooo se quejó el rubio.

— ¡Pero yo le he dado de comer! — gritó el más bajo desde su cuarto.

El rubio gruñó y caminó con grandes y firmes pasos hasta los "aposentos" del castaño, para después abrir abruptamente la puerta y arrepentirse al instante.

— ¡Rubius! ¡Ya te he dicho que no entres a mi cuarto sin tocar a la puerta, joder! — exclamó mientras se tapaba el cuerpo con las sábanas de su cama.

— ¡Perdón! — gritó después de cerrar la puerta y quedar en el pasillo con la cara roja pero con una ligera sonrisa.

— ¡Perdón! — gritó después de cerrar la puerta y quedar en el pasillo con la cara roja pero con una ligera sonrisa

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¡Auroncito! — gritó un castaño de ropajes oscuros mientras se acercaba al mencionado.

Raúl y Rubén salieron a dar un paseo y aprovechar para comprar cosas que requieran sus cuerpos o algún que otro capricho. ¿Fue una causalidad que el castaño coincidiera con ellos cada vez que salían de la casa? No, el rubio no creía eso.

¿Luzu? — el castaño de ligera barba también notaba algo extraño dichas casualidades.

Auroncito, he pensado que quizás podríamos cenar juntos hoy — propuso con una cálida sonrisa.

Lo siento Luzu, pero ya sabes que no.

— ¿No te quedó claro con las otras dieciocho veces? — preguntó amenazante el rubio mientras comenzaba una pelea de miradas con el entrometido.

Bueno...voy a entrar en la tienda. Rubius, si necesitas algo avísame, ¿vale? — el rubio asintió con una sonrisa.

¿Te gusta lanzar bolas de nieve a casas ajenas, Rubén? — preguntó cuando el más bajo entró al establecimiento.

¿Te gusta recibir bolas de nieve, Borja?

No, están frías.

¿No me digas? — preguntó con ironía mientras miraba incrédulo al contrario.

No estarás mucho más tiempo bajo su protección, créeme — afirmó con una sonrisa socarrona y con una mirada de superioridad.

El rubio simplemente gruñó ante tales palabras.

Rubius, nos vamos — dijo el castaño al salir de la tienda cargado de dos bolsas.

— ¡Raspy no arañes al pollo! — regañó el rubio al felino mientras lo intentaba separar del de plumas blancas

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¡Raspy no arañes al pollo! — regañó el rubio al felino mientras lo intentaba separar del de plumas blancas.

No le llames pollo, se ofende — explicó con una ligera risa el castaño mientras se acercaba a ver la escena de brazos cruzados.

¡Pues que se ofenda! — dijo después de un suspiro después de haber separado a los dos animales con éxito.

¿Siempre tienes que ser tan rechistón?

El de ojos verdes infló sus mofletes y se cruzó de brazos cuál infante indignado — ¿Y tu tan cabezón?

¿Como me has llamado? — preguntó en obvio fingido tono de enfado.

Admítelo — dijo el rubio mientras se levantaba del suelo y se posicionaba frente al castaño, siendo obvia la diferencia de altura — Eres un cabezón — dijo con una sonrisa mientras le revolvía el pelo al contrario, dejándolo anonadado y sonrojado por la acción tan repentina.

El rubio cesó el movimiento de su mano y a cambio se quedó observando con sumo detenimiento el rostro del contrario, contemplando cada detalle. Bajó su mano hasta el rostro ajeno, sujetando y acariciando la suave mejilla de su acompañante, haciendo leves movimientos circulares en esta con su pulgar. Ambos se miraban detenidamente a los ojos, en silencio. Habían formado una escena de lo más tranquila y apropiada.

Meeeaaaauuuwww — interrumpió la gata sobresaltándolos a ambos, haciendo que se separaran y la mirasen.

¿Por qué la gata siempre tiene hambre y nunca engorda? — preguntó el castaño haciendo reír al rubio.

No lo sé — respondió el otro entre risas.

— No lo sé — respondió el otro entre risas

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≈FRANKENSTEIN BOBO≈ [Rubiusplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora