≈NUEVE≈

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Oscuridad, todo estaba oscuro, Rubén no podía ver nada más que ocuridad a su alrededor

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Oscuridad, todo estaba oscuro, Rubén no podía ver nada más que ocuridad a su alrededor. Intentó mover sus brazos con la intención de rascarse los ojos e intentar mejorar su vista pero estos estaban amarrados a lo que parecía ser una silla de madera donde estaba sentado. Intentó mover sus piernas pero estas se encontraban en el mismo estado que sus brazos.

De entre la oscuridad, una ligera luz naranja se hizo presente y el rubio levantó rápidamente la cabeza, encontrando frente a él una especie de foco que iluminaba a la nada, solo se podía ver que el suelo estaba hecho con madera de roble y, gracias a que dicho foco iluminaba parte de su localización, pudo diferenciar que lo que lo amarraba eran unas cuerdas gruesas.

- Veo que finalmente has despertado - dijo una voz que hizo que el rubio levantase la mirada, encontrándose con unos ojos rojos y una sonrisa que formaban una expresión divertida.

- Borja... - susurró el de ojos avellana con sumo odio.

- Te dije que no aguantarías mucho tiempo.

- ¡¿Me estás diciendo que no te acuerdas de donde se fue?! - preguntó exaltado un castaño de ojos marrones mientras se estiraba los pelos con sus manos

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- ¡¿Me estás diciendo que no te acuerdas de donde se fue?! - preguntó exaltado un castaño de ojos marrones mientras se estiraba los pelos con sus manos.

- T.t.te juro que no me acuerdo de donde se fue, yo solo entré a una tienda para comprar comida con Dulce y cuando salimos de allí él ya no estaba - respondió el alado con un poco de nerviosismo.

Raúl no podía creer que su creación de años de su vida, su compañero, su alumno y su amigo, había desaparecido.
Después de haber recapacitado y haberse dado cuenta de que la casa sin el rubio era un asco y un aburrimiento a pesar de tener dos mascotas, estaba decidido a ir en su busca y solo se le ocurrió que podía estar en casa del de máscara de búho pues era la persona en la que más confianza había obtenido (después de él mismo).

Raúl observó como la doncella de vestimenta blanca se acercaba a él mientras miraba decepcionada a su pareja para después dirigirse a él - Auron...Fargan es un cagado.

- ¿Por qué me has traído aquí? ¿Fargan y Dulce están bien? - preguntó el rubio mientras intentaba zafarse del fuerte agarre de las gruesas cuerdas que mantenían aprisionadas sus extremidades en aquella silla de madera la cual comenzaba a quemarlo ...

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- ¿Por qué me has traído aquí? ¿Fargan y Dulce están bien? - preguntó el rubio mientras intentaba zafarse del fuerte agarre de las gruesas cuerdas que mantenían aprisionadas sus extremidades en aquella silla de madera la cual comenzaba a quemarlo ligeramente a causa de sus movimientos.

- Ellos están bien, tu... De momento también - respondió restándole importancia - Por cierto, ¿Que era eso que decías? Lo de que solo eres basura y todo eso.

- Auron me prohibió hablar de AAAAGGGG - terminó la oración gritando de dolor pues el castaño de flequillo le había hecho un corte en el brazo derecho con un cuchillo de lo que el rubio supuso era de la cocina.

- Dímelo o seguiré.

- ¡Soy una persona artificial! ¡Una especie de Franketain!

- Se dice Frankenstain, idiota - dijo para después poner una sonrisa cínica - ¡¿Entonces es por tu culpa por lo que mi querido Auroncito no ha salido de su casa en dos o más años?! - preguntó ahora con el ceño excesivamente fruncido y con el cuchillo sujetado con tanta fuerza que sus nudillos tornaron.

Rubén tenía miedo. Su brazo por primera vez estaba sangrando demasiado, en los cinco meses que lleva vivo solo se ha hecho moratones y heridas leves por su torpeza, pero estas era rápidamente curadas por el castaño de ojos marrones y ligera barba.

Borja levantó el cuchillo por encima de su cabeza, preparado para atacar - No mereces seguir viviendo - estaba dispuesto a atacar, y lo habría hecho de no ser por un estruendo.

Ambos dirigieron la mirada hacia la puerta del lugar, la cual era golpeada o pateada desde el otro lado. Luego de tres golpes, la puerta cayó al suelo dejando ver entre el marco de esta a cierto castaño con barba y un ceño muy fruncido.

- Nadie morirá esta noche - dijo de la forma más películera posible.

- Muy lento - dijo con una sonrisa sádica el otro castaño para después sacar rápidamente con su mano libre de su bolsillo una pequeña pistola con la que apuntó hacia el rubio y sin pensarlo apretó el gatillo, disparándole directamente al pecho al rubio.

- ¡NOOOO, RUBIUS! - fue lo último que pudo escuchar el de ojos avellana antes de no sentir absolutamente nada.

- ¡NOOOO, RUBIUS! - fue lo último que pudo escuchar el de ojos avellana antes de no sentir absolutamente nada

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≈FRANKENSTEIN BOBO≈ [Rubiusplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora