≈FRANKENSTEIN BOBO≈ [Rubiusplay]

≈OCHO≈

— ¿Auron te ha echado de su casa? — preguntó divertido el de máscara de búho.

— Si... Y tú eres con el que me llevo más bien, por eso he venido.

Rubén hacía quince minutos estaba en la entrada del jardín de su propia casa con una pequeña maleta de color verde a su lado, mirando al horizonte, y lo único que se le ocurrió fue ir a pedirle hospedaje a su amigo Fargan. Ambos fueron presentados por el castaño un mesa atrás, cuando Raúl estuvo seguro de que el rubio podría soportar miles de preguntas del alado.

— Si quieres te puedes quedar unos días. No creo que Auron dure mucho din tí cerca.

— ¿Y eso?

— Nada, cosas mías — dijo restándole importancia — Pasa. Mi casa es tu casa.

Rubén quedó asombrado con lo blancas que se veían las paredes y la gran Luz que entraba gracias a los ventanales del de máscara. Habían un montón de cosas que jamás había visto, solo escuchado de ello por las clases del castaño.

— Puedes dormir en el sofá o en la sala de invitados, lo que prefieras. Ah, y por favor, esta noche no entres a mi cuarto. Estaré con Dulce haciendo ya sabes qué — dijo alzando repetidas veces las cejas.

— ¿Qué haréis? — preguntó con la cabeza ladina.

El mitad pájaro elevó sus manos, con una hizo un círculo con sus dedos y con la otra extendió un dedo y unió las manos repetidamente introduciendo el dedo de una mano por el círculo de la otra.

— No entiendo.

Ahora el alado bajó sus manos hasta llegar a su cintura, extendió los brazos hacia delante con las manos cerradas y volvió a la posición inicial mientras echaba hacia delante sus caderas.

Al ver que el rubio no respondía y se quedaba pensando, el alado se cansó y lo dijo directamente.

— Vamos a follar.

— ...

— ¿Hacer el amor?

— ...

— ¿Ñaca ñaca?

El rubio negó con la cabeza mientras se encogía de hombros.

— ¡¿No sabes lo que es tener relaciones sexuales?! — preguntó alterado el de ojos ámbar — ¿¡Que edad tienes!?

— 31 años.

— ¿No te lo han enseñado tus padres o en la escuela? — el rubio negó — ¿Entonces no sabes cómo tener hijos?

Algo hizo "click" en la cabeza del rubio — ¿Vas a hacer bebés con Dulce? — preguntó ilusionado — ¡Explicame como puedo hacer bebés con alguien! ¡Quiero hacer bebés!

— Encantado te lo explicaré con lujo de detalles. Por cierto, ¿Con quién quieres tener bebés? — preguntó con picardía.

El rubio solamente se balanceó con los pies hacia delante y hacia atrás mientras jugaba con sus dedos y tenía un gran sonrojo que destacaba por su pálida piel.
El alado sonrió a más no poder al entender de quién se trataba.

— Rubius, espéranos aquí un momento, vale? Ahora vuelvo — dijo el de máscara de búho.

— Nos vemos en un rato Rubén — se despidió con una sonrisa la doncella de vestimenta blanca mientras entraba en una tienda con su pareja.

El rubio quedó solo de nuevo, pero esta vez fuera de una tienda. Observó cómo el alado y la doncella desaparecían entre los estantes de comida y decidió colocarse con la espada contra la pared, mirando el atardecer del cielo, mientras bajaba lentamente hasta quedar sentado, y bajar la mirada a sus manos entre sus piernas. Cerró estas en puños los cuáles casi le hacen daño por la fuerza que usó. Lágrimas comenzaron a asomarse de entre sus ojos, empapando así sus mejillas y dejando caer pequeñas gotas al suelo generando pequeñas manchas redondas en este.

— Solo soy... basura — repitió las palabras del castaño de barba — Puto Borja...es todo su culpa... — susurró para después fruncir el ceño y apretar sus labios con fuerza.

— ¿Solo mi culpa? Tu también has hecho cosas, ¿Sabes? — escuchó el rubio para después levantar la cabeza y sentir un golpe en la nuca que lo hizo ver todo oscuro.

Cierto castaño con ligera barba se encontraba acariciando con una mano las plumas blancas de la espalda de su compañero y con la otra el pelaje negro de la gata cascarrabias, mientras a un metro y medio de distancia del sofá donde se encontraba sentado, había colgada una fotografía del rubio haciendo un "corazón coreano" y él enseñando el dedo corazón.
Sonrió al ver dicha foto tomada hacía ya dos meses.