Los patines (R)

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Jennifer y Joseline, dos gemelas que habían cumplido ocho años cuando su madre les regaló el primer par de patines

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Jennifer y Joseline, dos gemelas que habían cumplido ocho años cuando su madre les regaló el primer par de patines.

Su padre no estaba de acuerdo, pues creía que proyectaba en las niñas el sueño frustrado de ser patinadora.

Tiempo después, Jennifer empezó a mostrar un talento único, de aquellos que solo se pueden heredar. La pasión y ambición corrían por sus venas.

No pasó lo mismo con Joseline, siempre fue la rebelde de las dos, y aprovechaba la atención que le ponían a su hermana para hacer de las suyas.

A pesar de ser totalmente opuestas, se amaban con locura. Jo nunca se perdía las muestras o competencias de Jenn, y esta no delataba las andanzas de la gemela a sus padres.

Jo sabiendo lo importante del patinaje para su madre; ganó una competencia solo por complacerla, y luego donó sus patines a escondidas de todos.

En la adolescencia, la rebeldía fue reemplazada por la afición de romper las reglas. Las ruedas también eran su pasión, pero de los autos. Las carreras clandestinas se convirtieron en su deporte favorito. "Deporte" que no le dejaría volver a casa para festejar sus dieciséis años, pues aquella trágica noche, Joseline murió haciendo lo que más le gustaba: Volar.

La familia quedó devastada, y Jennifer empezó a cuestionarlo todo; incluso su amor por los patines. Lentamente fue perdiendo el interés hasta de las cosas más pequeñas, cayendo en una depresión que parecía nunca superar.

Se mudaron, sus padres creían que para salir adelante; necesitaba un lugar que le mostrase lo que podía ganar, no uno que le recordara lo que perdió.

—¡Te ganaré Jenn! —gritó la gemela.

Estaban en una pista, Joseline había aprendido a conducir recientemente, y por supuesto; tenía que competir contra su hermana.

—¡No se vale, yo uso mis propios pies! —respondió la susodicha, fingiendo estar ofendida.

—¡Entonces vuela! —Joseline acercó más su coche, quedando a un lado de la gemela, mientras esta patinaba.

—¡Iría muy rápido, mamá me matará! —advirtió Jennifer, pues sabía a lo que se refería.

—¡Mamá no está aquí! ¡Solo tú y tus patines! ¡Vuela Jenn... vuela! —La gemela extendió su mano izquierda por la ventanilla, para alcanzar la de Jenn. Esta dudó unos segundos, hasta que finalmente quedaron unidas.

Joseline aceleró un poco y entre gritos de emoción, recorrieron juntas un largo tramo. Sintiéndose libres, poderosas. Eternas.

Jo visualizó un límite imaginario.

—¡1...2...3! —Y entonces soltó a Jennifer, esta empezó a jugar con las ruedas; haciendo trucos, bailando y creando movimientos fascinantes—. ¡Haz lo tuyo, nena! ¡Wooooh! —Jo alentaba a viva voz.

Cuentos para AlbaWhere stories live. Discover now