Burbuja (MR)

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—¿Ya me puedo ir? —pregunté sin poder creerlo

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—¿Ya me puedo ir? —pregunté sin poder creerlo.

—Así es. Has pagado por tus errores —El hombre tocó mi hombro de forma paternal—. Es tiempo de volver a casa.

Lo miré extrañado.

—Ya no tengo casa, ni alguien que me espere...

—Como todos aquí —interrumpió—. Entran de la misma forma que salen..., solos. El mundo de allá fuera no es el mismo que era antes, sé paciente.

Cierto. La percepción del tiempo aquí dentro, era otra. Tu reloj se detenía, pero no sucedía lo mismo del otro lado.

—Oye...

—La encontré —interrumpió en susurros, observando alrededor en busca de algún curioso.

—¿A quién? —pregunté confundido. Había comenzado a caminar despacio hacia la salida, confiado de que seguía conmigo, pero volteé y ya se había ido.

No me puedes dejar así, hombre.

***

 Y allí estaba; en el único lugar que pude encontrar. Era un espacio limitado, pero acogedor.

Mi burbuja personal, donde tenía lo justo y necesario. Sin embargo, no lograba conciliar el sueño tratando de entender lo último que me dijo el hombre.

¿Quién era ella? ¿Qué tenía que ver conmigo? 

***

Semanas después, descubrí que una chica quiso irrumpir en mi hogar. Estaba perdida y sola. Guiado por la tristeza de verme reflejado en ella, le permití quedarse por un tiempo.

Hasta el día que golpearon fuertemente la puerta.

—Sé quién es... —dijo ella, con lágrimas en los ojos. Avanzando hacia la salida.

—¡Espera! No dejaré que te vayas —dije sujetando su muñeca.

—Será un momento. Luego, no volveremos a separarnos —susurró llorando.

Abrió la puerta, y una luz nos encegueció.

¡Sé que estás agotada, pero nos queda uno más! —escuché.

Entonces entendí.

Dios había encontrado a mi madre que no pude conocer en la vida anterior, pero esta vez llegué a tiempo, y con una invitada.

Dios había encontrado a mi madre que no pude conocer en la vida anterior, pero esta vez llegué a tiempo, y con una invitada

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¿Pensaste que al principio se trataba de una prisión?

Pues no, mi ciela.

Se dice que cuando morimos, nuestra alma se va a algún lugar donde somos juzgados por nuestras acciones: el purgatorio.

La cantidad de tiempo que estemos allí, varía según la gravedad de los hechos. Una vez "purgada" el alma, sigue la reencarnación.

Nuestro protagonista, ya pagó por sus actos y está listo para una nueva vida.

Lo que viene a continuación es mi parte favorita:

Él dice que encontró un lugar. Aquí está hablando de la concepción; un embarazo.

Cuando menciona ese espacio limitado, pero acogedor, donde tenía lo justo y necesario, y al que llamó: mi burbuja personal, se refiere al vientre materno.

¿Cómo son las burbujas? Redonditas y maravillosas, pero frágiles y efímeras. Como la pancita de una mujer embarazada.

El asunto de la chica:

Se trata de su hermana. Él dice que le permite quedarse porque se ve reflejado en ella; es su gemela fraterna.

El golpe en la puerta, es el trabajo de parto. Cuando ella dice saber quién es, se muestra el instinto femenino.

Él siente miedo y ella lo calma. Es evidencia del vínculo entre hermanos.

Nace la chica y luego él.

El carcelero o guardia, en realidad, era Dios dándole una segunda oportunidad de ser el hijo de la misma madre que tuvo en su anterior vida, pero que por motivos x no pudo conocer.

Por eso termina diciendo que llegó a tiempo esta vez y con una invitada. (Desde el embarazo y con su gemela).

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Cuentos para AlbaWhere stories live. Discover now