Los flechazos de cupido (R)

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Se acercaba el 14 de febrero y los amantes —Lucy y Jack—, estaban escribiéndose desde un chat

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Se acercaba el 14 de febrero y los amantes —Lucy y Jack—, estaban escribiéndose desde un chat.

Lucy no supo qué contestarle

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Lucy no supo qué contestarle. De todas formas, él ya se había ido con su esposa.

Le dolió como de costumbre y se tragó las lágrimas. ¿Qué esperaba de un hombre casado? No tendría lástima de sí misma; desde el principio supo en lo que se metía.

Por ese día no se volvieron a hablar, o más bien, él no le volvió a hablar. Ella tenía prohibido llamarle o escribirle. ¡No vaya a ser cosa que Melissa sospeche!

Se concentró en su trabajo, que tenía mucho. Pertenecía a un equipo de diseñadores gráficos en una agencia de publicidad.

La semana terminó sin señales de Jackson. La tenía un poco nerviosa su ausencia. Tal vez, no debió insistir con el "te amo". Aunque no lo dijo con la intención de presionarlo —como otras veces—, puede que así lo haya sentido él.

En realidad, se le escapó decírselo. Todo fue inusual en la conversación. Jack nunca le decía cariño, le gustaba llamarle bebé. Él no consultaba nada con ella; se sentía "más hombre" si Lucy no tenía voz ni voto en la relación. Sin embargo, le había preguntado a ella lo que quería. Le fue inevitable sentirse importante y valorada.

Era común en Jack alejarse cada que lo ponía entre la espada y la pared. Como en ella, el sentirse miserable y la peor escoria por eso.

Los dos se hacían más daño que bien. Pero ninguno era capaz de verlo.

Como no podía hacer nada, los siguientes días se concentró en su trabajo hasta que llegó el 14 de febrero.

Un mensaje de Jackson la despertó con los buenos días, junto al aviso de esperarla en su lugar de encuentro a la noche. Saltaba de emoción como adolescente de quince años, pero tenía veintisiete.

Aquel día le hizo eterna la espera. Sólo al momento de prepararse bajó su ansiedad.

Se puso un atrevido vestido rojo que resaltaba su figura esbelta, pues era ajustado, corto por encima de las rodillas y un escote pronunciado de estilo corazón. Usaba un par de tacones negros, y la larga cabellera azabache caía sobre sus hombros bronceados.

Cuentos para AlbaWhere stories live. Discover now