𝓨𝓸𝓸𝓷 𝓖𝓲 ¹

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El alfa líder sopló suavemente de su taza de té, mientras veía con sus orbes rojizas a su hermosa cría correr de un lado a otro mientras jugaba con los pequeños cachorros de la manada

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El alfa líder sopló suavemente de su taza de té, mientras veía con sus orbes rojizas a su hermosa cría correr de un lado a otro mientras jugaba con los pequeños cachorros de la manada.

Sonrió.

Yoongi había resultado ser su mayor bendición durante toda su vida, él junto a su hermosa omega, lo hacían sentirse absolutamente dichoso de despertar cada día.

Su precioso bebé había crecido mucho en muy poco tiempo.

No, el alfa no quería que su cachorro abandonara el nido. Pero para su desgracia, ya faltaba muy poco para su madurez, y eso le hacía sentir un pequeño dolor en su pecho.

Sentía que Yoongi no estaba listo.

Y verlo como llenaba toda su ropa y rostro de tierra mientras se arrastraba por el pastizal con los cachorros, solo conseguía verificar sus especulaciones.

Su Yoonie aún era un bebé.

Era demasiado pronto para que recibiera una marca, para tener cachorros, y mantener en pie una casa. Lo habían mimado tanto, que el pequeño no sabía nada.

No sabía mantener un combate serio, ya que cada vez que lo querían poner a prueba, tanto él como su esposa se entrometían al ver que lo lastimaban demás.

El omega no sabía cocinar o hacer algo básico como lo era la limpieza del hogar, para nada. Su mujer siempre se encargó de hacer todo por él, le cocinaba, lavaba su ropa, peinaba su cabello, e incluso elegía las prendas que el cachorro usaría en el día.

Ambos fueron demasiado mimosos con su único hijo, y ahora el alfa pensaba que se habían equivocado.

Porque su hijo había crecido en cuerpo, pero su mentalidad se mantenía aniñada. Incapaz de tomarse algo en serio, o pensar en verdaderas responsabilidades.

Y honestamente, al alfa Hyun Bae le ardía la sangre al pensar en que su bella criaturita debía atender a un chucho asqueroso. Yoongi no merecía ser tratado como cualquier omega, él merecía que lo mimaran siempre, que solo lo cuidaran y lo trataran como si de una pequeña y delicada flor se tratase.

Eso creía el preocupado padre, al ver como su hijo hacía un adorable mohín por la nueva herida que se había hecho en la mano con una roca.

El omega giró su vista hacia su padre, y se levantó corriendo hacia este mientras tomaba su extremidad herida con cuidado.

—¡Papi! ¡Mira, está sangrando! –Chilló con tristeza, mientras veía con aquellos hermosos ojos azulados a punto de derramar lágrimas a su progenitor.

El alfa quiso atraparlo en sus brazos y jamás dejarlo ir, no estaba listo para eso.

—¡¿QUÉ?! ¡Oh, por la Diosa Luna! ¡¿Por qué estás sangrando, Yoonie?! –Su mujer salió al rescate de su bebé, tomándolo con total sutileza para ingresarlo a su casa y poder curarlo.

ElegidoWhere stories live. Discover now