𝓨𝓸𝓸𝓷 𝓖𝓲 ³⁹

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Sus pies estaban empezando a doler debido a todas las ramas que ya había logrado quebrar con sus fuertes pasos

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Sus pies estaban empezando a doler debido a todas las ramas que ya había logrado quebrar con sus fuertes pasos. Sus pulmones se quemaban gracias al helado viento que se calaba por su nariz. Su frente brillaba por el sudor, y sentía como el aire le faltaba, por lo que respiraba desesperadamente por su boca.

Se detuvo un segundo, apoyándose de un árbol, y mirando a su alrededor.

¿Dónde estaba él?

Intentaba escuchar algo, pero solo llegaba a sus oídos su respiración agitada, y el río fluyendo a pocos metros de ahí.

Sin embargo, de pronto escuchó algunas ramas quebrarse, y creyó que podría ser él, quien ya estaba cerca.

Caminó con cautela hacia el sonido, y se decepcionó un poco, al notar que solo se trataba de un venado.

Cuando pensó que tal vez había conseguido alejarse un poco de él, de la nada, fue derribado, sintiendo un gran peso sobre su cuerpo.

Entonces, Yoongi gritó, mientras Jungkook reía.

—¡Deja de hacer eso! –Chilló en protesta el menor, golpeando en el pecho del contrario con casi inexistente fuerza.

El alfa le miró desde arriba, sosteniendo sus brazos a cada lado de su cabeza para que dejara de golpearlo.

—Eres lento, torpe, ruidoso, poco ágil, y soy capaz de detectarte a casi 40 metros, porque tu aroma solo expide miedo. –Sentenció Jeon, sonriendo con burla. —Eres muy malo para esto, Yoongi.

El Omega frunció su ceño, ofendido.

Es decir, apenas estaba comenzando con su entreno, era evidente que no sabía nada sobre esas cosas.

Y ese estúpido chucho solo se aprovechaba de su inexperiencia para asustarlo y poder burlarse.

—Y tú eres demasiado hostil, además de un idiota. –Bufó, escuchando solo otra risilla en respuesta.

—Tú fuiste quien me pidió que te entrenara, aparte de que mencionaste que no te tratara “diferente” o fuera más amable, solo porque somos prometidos. –Evocó el moreno, notando el adorable mohín en los labios ajenos.

—Ahora sí quiero que seas amable. Esto es horrible. –Se quejó el pálido, intentando safarse del agarre contrario.

—Deja de quejarte. –Musitó el alfa, antes de alzarse de un salto, y extender su mano hacia el menor. —Vamos, arriba.

—No, déjame aquí. –Masculló junto a un suspiro, y sus ojos cerrados.

Ya entendía un poco porque los omegas, solo eran omegas.

Ser un alfa activo que corría de un lado a otro como gazela era muy cansador.

—Yoongi… –Escuchó ser llamado, pero ni se inmutó. —¿Con esa actitud pretendes conocer todo tu potencial? –Cuestionó Jeon, de brazos cruzados.

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