𝓣𝓪𝓮 𝓗𝔂𝓾𝓷𝓰 ⁴

388 67 2
                                    

El fuerte estruendo que causó aquel disparo, logró que las aves que descansaban plácidamente en los árboles, volaran alarmadas ante el sonido

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El fuerte estruendo que causó aquel disparo, logró que las aves que descansaban plácidamente en los árboles, volaran alarmadas ante el sonido.

Taehyung miró con asombro a su mejor amigo, quien después de ese perfecto tiro, se giró para hacer una reverencia cual príncipe frente al pelinegro.

—Tu puntería me asusta, Jimin. –Exclamó con asombro, viéndolo acomodar su gorra negra sobre su cabeza.

—No debería, Taehyung. Se supone que tú tienes más entrenamiento que yo. –Alegó el pelimorado, mirándole con desdén.

Kim se acercó a su amigo, bajando de sus hombros su rifle para tomarlo con ambas manos contra su pecho.

—El entrenamiento no es lo mismo que el talento, Minie. –Afirmó el azabache, viendo sonreír a Park para luego colocar su ojo en el visor del arma.

Presionó el gatillo, y en menos de un segundo la lata fue atravesada por la bala, dejándole un preciso agujero.

Jimin silbó cortamente, reflejando su impresión con dicho gesto.

—Yo no hago eso, niño. –Le felicitó, mientras palmeaba su hombro.

Aunque Taehyung solo pudo reír con lo de “niño”. Es decir, Jimin le llegaba al cuello.

—Oye, aún no me has dicho cómo te fue ayer con Seokjin. ¿Qué película vieron? Si no la conozco, no me la cuentes, puede que quiera verla luego. –Habló el más bajo, mientras tenía su atención puesta en su AK-47, la cual recargaba.

Taehyung frunció su ceño, y de pronto quiso golpear algo.

—No vimos nada, discutí con él ayer. –Anunció con un suspiro, afianzando su agarre en el rifle.

Estar enojado y armado no era una buena combinación para él.

Jimin le miró con sorpresa, colgando su arma sobre su hombro para observar a su mejor amigo cruzado de brazos.

—¿Ahora qué sucedió? ¿Uno de esos idiotas otra vez? –Replicó molesto.

Jimin era totalmente consciente de los gustos de Seokjin, y las constantes peleas que tenía Taehyung con el mayor por esto mismo.

Y ver al azabache asentir a su pregunta, solo lo hizo apretar su mandíbula con furia.

—¿Quién fue? ¿Qué le hizo? –Cuestionó cada vez más serio.

Kim lo dudó unos segundos, temía que Park hiciera una locura solo por defender a Seokjin.

Porque aunque no lo pareciera, Jimin era mucho más impulsivo y loco que él.

Finalmente, tomó aire, y dijo:

—Cuando llegué, Kyunseok lo tenía sujeto del cabello y lo había abofeteado. –Declaró en voz baja, mirando al suelo con miedo a la reacción de Jimin.

Park no dijo nada, solo suspiró para posteriormente alejarse de su amigo.

Kim lo miró con atención, notando como el pelipurpura se subía a su motocicleta y quitaba su gorra para poder ponerse el casco.

Cuando el motor rugió, Taehyung reaccionó, corriendo hacia el adverso y parándose frente al vehículo, impidiéndole avanzar.

—¿Qué planeas hacer, Jimin? –Cuestionó serio.

No quería problemas.

—Iré a destrozar la casa de ese bastardo a tiros. Y como recuerdo, colgaré su maldita cabeza en la parte trasera de mi moto. –Sentenció severamente, con sus manos apretando los manubrios de la motocicleta.

Taehyung negó, acercándose junto a su mejor amigo para tomarlo del brazo, indicándole que bajara.

—No lo harás, Jimin. Recuerda que estás en libertad condicional, no puedes darte el lujo de hacer una gracia como esa. –Reclamó el pelinegro seriamente.

Jimin quitó su casco, y lo estrelló con todas sus fuerzas contra el asiento de cuero de su moto.

Miró con amenaza al contrario, quien le correspondió la mirada.

—No se puede quedar así, Taehyung. –Replicó Park.

—Y no lo hará. Pero tú no harás nada sobre esto, Jimin. –Refutó el azabache.

Ambos continuaron su guerra de miradas unos segundos, hasta que el motorizado cedió resignado.

Park recostó sus antebrazos sobre el volante de su moto y se inclinó hacia este, mientras mantenía su cabeza gacha en un intento de pensar con claridad.

—¿Qué hiciste? –Interrogó con sutileza, después de unos largos segundos de silencio.

Taehyung aclaró su garganta y desvió su mirada.

—Lo golpeé varias veces, pero Jin Hyung no me dejó continuar. Finalmente me echó de su departamento, y yo solo amenacé a ese idiota, diciéndole que lo mataría. –Soltó, viendo como Jimin asentía lentamente.

—Aunque sea le partiste su madre. Mierda, ese hijo de perra. Tiene suerte que yo no soy el hermano de Seokjin Hyung, porque si lo fuera, ya lo hubiera matado. –Masculló colérico.

Jin Hyung era un ángel, nadie podía tocarlo de aquella manera.

Y quien se atrevía a hacerlo siempre se las veía con el dúo de locos.

—Lo sé, Minie. Y aunque no lo creas, yo también quisiera matarlo. Pero debemos ser racionales con esto. Hay que calmarnos. –Farfulló Kim, desordenando su cabellera con frustración.

Siempre luchaba contra sí mismo para no volverse un asesino de idiotas, de verdad.

—Tienes razón, Taehyung. –Espetó Park, reincorporándose en la moto. —Vamos a calmarnos. ¿Qué te parece si vamos a molestar a Namjoon? El muy idiota debe estar metido en sus libros y fantasías extrañas. –Propuso sonriente, a lo que el ajeno asintió vehemente.

—Oh, pero ¿Qué pasa con su padre? Él te odia, de seguro no te dejará entrar si te ve parado en la puerta. –Resopló Kim con una mueca.

Sabía que el comisario odiaba que su único hijo fuera amigo cercano de un “delincuente”, como solía llamar a Jimin.

El de cabellos morados hizo un ademán con su mano, restándole importancia.

—El señor Kim jamás se da cuenta cuando voy a su casa, siempre subo por la ventana de la habitación de Nam, no hay problema en eso. –Aclaró con desdén. —Súbete, niño. La paz de Namjoon espera por nosotros para ser perturbada.

Taehyung rio ligeramente, acomodando su rifle sobre su hombro para poder subir a la moto de su mejor amigo.

Rápidamente, ambos se pusieron sus cascos, y el rugido del motor de aquel vehículo fue lo único que logró hacer eco en el desolado bosque.

Rápidamente, ambos se pusieron sus cascos, y el rugido del motor de aquel vehículo fue lo único que logró hacer eco en el desolado bosque

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Park Ji Min, Humano, 22 Años.

ElegidoWhere stories live. Discover now