Capítulo 38

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*Alex Pov.*

Mi día en la clínica había sido demasiado intenso. Mi horario se había incrementado y estaba deseando llegar a casa para relajarme. Iba saliendo de la clínica cuando noté que la recepcionista estaba discutiendo con alguien.

—Señorita, disculpe... —Le decía con amabilidad—. Pero no podemos atender esa clase de casos aquí.

—¿Qué sucede, Erika? —Pregunté y la muchacha se giró para mirarme, cuando lo hizo quedé helada—. Oh, hola.

¡¿Pero qué carajos?! ¡¡Era ella!! La mujer con la que me acosté y conocí en el antro hacía unos meses atrás.

¡¿Pero qué carajos?! ¡¡Era ella!! La mujer con la que me acosté y conocí en el antro hacía unos meses atrás

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—¿Alex? —Me dijo al reconocerme, sonriente—. ¿Te llamabas Alex, no?

Le asentí y estiré mi mano hacia ella sin saber dónde esconderme.

—Sí, Alex. —Le dije y respondió mi agarre con una sonrisa—. ¿Tú eras Samantha no?

Asintió y soltó mi mano, sonriendo y acomodando su cartera.

—Sí, pero Sam está bien.

Le sonreí y miré a Erika.

—¿Qué sucede, Erika?

—La señorita tiene a su hija accidentada y le explico que no hay servicio de emergencia aquí. Debe ir a un hospital. —Me dijo y miré sorprendida a Sam.

—¿Accidentada? ¿Qué sucedió? —Le pregunté y luego miré a Erika—. Tranquila, me haré cargo.

Me asintió y Sam me llevó hasta unos asientos en la entrada de la clínica donde había una niña de once, doce años aproximadamente sentada y agarrándose el brazo. Cuando nos acercamos noté que tenía un corte y usaba una bufanda para frenar la sangre.

—Hola, soy la doctora Danvers. —Le dije y la niña me miró—. Puedes decirme Alex. ¿Qué te pasó?

—Mi Drón se fue arriba del árbol y me trepé para recuperarlo pero me caí y me lastimé el brazo con un vidrio en el piso.

Asentí y miré a Sam a mi lado que se veía muy preocupada.

—No te preocupes, ven conmigo. —Le dije y miré a Sam—. Vengan las dos, vamos a solucionar esto en un momento.

Las llevé poco a poco hasta la sala de vacunación pero cuando llegamos a la puerta, la niña se frenó.

—¿Por qué vamos para ahí? No quiero me den una inyección.

—Oh, no. No te daremos una inyección. —Le tranquilicé—. Es que ahí tengo material para curarte. Eso es todo.

—No te preocupes, Ruby. —Le tranquilizó Sam—. No te pasará nada.

Tras dudar un momento, suspiró y se animó a seguir caminando. Ya en la habitación, le pedí a una de las enfermeras gasas y comencé a limpiar la sangre.

Arranged Marriage - Supercorp AUWhere stories live. Discover now