La ciudad se ve cubierta bajo el mandato de las familias mafiosas más antiguas de la historia: Los Zorel, los Luthor y los Edge.
Una tragedia causada por una guerra entre bandas, llevará a que tanto la familia Zorel como la familia de los Luthor dec...
En el segundo que Kara dejó de besarme, quedé aturdida. No sé cómo hice para darle las buenas noches. No esperé que me besara de esa manera y estaba un tanto sorprendida de haberle respondido. Abrí la puerta y note la presencia de mis padres frente a mí.
—¿Lena, estás bien? —Me preguntó mi padre y le asentí.
—Sí, estoy bien. El hijo de Edge no pudo siquiera acercarse gracias a Kara.
Mi padre asintió dando un suspiro y molesto, seguro por la situación. Me acerqué a mamá y me apoyé contra el barandal de la escalera.
—¿Era necesario besar a la hija de Zorel de esa manera? —Dijo mamá mostrándome en una Tablet las cámaras de seguridad.
¿Me había espiado? ¿De verdad? La miré anonada y fruncí el ceño.
—Tú misma dijiste que tenía que hacerles creer a todos que estoy en una relación con ella. ¿Qué querías que hiciera?
—¡Lillian, basta! —Dijo mi padre y mi madre no dijo nada.
Él se acercó y me señaló.
—Lena va a casarse con la hija de Zorel. Si ella considera necesario besarla, lo hará.
—Parecía gustarle... —Dijo mamá y suspiré, pero papá salió en mi defensa de nuevo.
—¿Y qué? —Dijo ya molesto—. ¿Crees que me gusta el hecho de entregar a mi hija en matrimonio? No, no me gusta. Lo hago porque no tengo otra opción. ¡Ella lo sabe! Así que hazme el favor de cerrar la boca si vas a decir idioteces.
No pude evitar relamer mis labios. Aún tenía la sensación de sus besos en mi boca. Quedé mirando a la nada, pensativa. Recordaba sus manos en mi cintura, la forma en que me besó, en que tomó mi mano. Y me molesté conmigo misma. Comencé a enfurecerme. ¿Por qué? Porque se supone que detesto la idea de un matrimonio arreglado y aquí estaba yo, besando a Kara Zorel.
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—¿Puedo retirarme a dormir? No tengo hambre. —Dije a papá y me asintió.
—Puedes retirarte. —Asentí y comencé a irme, sentí que mamá quería seguirme y papá habló—. No, déjala. Mañana se le informara sobre los siguientes pasos, déjala sola.
Agradecí que por una vez tuvieran consideración de dejarme tranquila. No me detuve hasta llegar a mi habitación, dejé todo sobre una silla y me lancé encima de la cama mirando el techo sin siquiera quitarme las botas. ¿Cómo llegué a este punto? ¿Cómo llegué al punto de quedarme perdida besando a la hija de Zorel? ¿Cómo es posible que me haya gustado besarla? Cerré los ojos para alejar la idea de la cabeza pero fue peor. No podía dejar de pensar en ella. ¡Maldita sea! Me gustó tanto ese beso...
Me quedé dormida luego de un rato y cuando desperté seguía vestida. Me levanté poco a poco y me quité la ropa, tomé nueva y fui a ducharme. La ducha fue una decisión relajante y agradecí que mi padre dejara la orden de dejarme tranquila el resto del día. Lo usé para relajarme y pensar en lo que me estaba pasando. Llegada la noche, estaba sentada en el balcón de mi habitación cuando apareció mi padre.
