A Mingyu le gustaron, a Seungcheol le asombraron, al parecer nunca tuvo cortinas.

Blancas con encaje y seda, una para cada ventana, cinco.

Pero, como mal gusto de la fuerza de gravedad, las cortinas del baño siempre estaban abiertas, de día o de noche era lo mismo.

Cuando las llevé por primera vez vi al chico de las estrellas, pero solo lo vislumbre desde la entrada del edificio, la gran distancia me hizo distinguirlo muy poco, pero sabía con certeza que era él, con una sonrisa encantadora y ojos afilados.

Colgué la cortina con la esperanza de siempre verla cerrada. Ya que pasaba más tiempo en el departamento que en mi casa, no podía evitar de nuevo ir, sería muy sospechoso.

El chico de las estrellas #1 [soonhoon]Where stories live. Discover now