Capitulo 2. Murphy's Inc.

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Lukas Murphy

En toda la noche no pude conciliar el sueño, toda la presión de mi padre estaba sobre mis hombros, el siempre estarme reprochando que tengo que dejar el apellido de los Murphy en alto, el tener que estudiar una carrera que a mí no me gusta fue decisión del gran Mathias Murphy y continuar con la empresa que dejó el abuelo.

—¿Ya estás listo, Lukas? —mi padre entraba en mi habitación para levantarme y llevarme a su trabajo.

—Ya casi estoy listo, termino de peinarme y bajaré contigo.

Ni siquiera me gusta hablar de esa manera, mi padre me inculcó esta manera de hablar ya que las palabras que usaba eran demaciado corrientes para un Murphy.
Terminé de peinarme y salí de mi habitación bajando a la planta baja para desayunar con
mis padres.

—Ves que cuando vistes bien te ves bien —habló mi papá en cuanto entre al comedor.

—Pero no me siento cómodo —acomodé mi corbata aflojandola para estar más cómodo

—Es una mejor presentación, Lukas —reprochó mi padre acomodando el cuello de mi camisa

—Deja al niño Mathias, esa fue la manera en la que lo criamos —defendió mi madre

—Corrección, Lisa, tu fuiste quien lo crío así —tomó el mismo tono para reprochar

Desde que entré a la preparatoria peleaban demaciado seguido, así que ya estaba acostumbrado a sus peleas matutinas. Restándole importancia comía mi plato de fruta que Ámbar, la sirvienta, había dejado en la mesa.

—Gracias, Ámbar —agradecí a la mujer de uniforme azul

—Por nada, joven Lukas —habló por lo bajo mientras mis padres seguían su discusión.

El resto del desayuno era incómodo, con una gran tensión en el aire.

—¿Terminaste, Lukas? —mi padre limpiaba la orilla de sus labios con una servilleta de tela blanca.

Asentí y le di el último trago a mi jugo de naranja, mi padre se puso de pie, se acercó a mi mamá para darle un beso en la mejilla, a lo que ella movió la cabeza al lado contrario para evitarlo.

—¡Gracias por el desayuno, Ámbar! —volví a agradecer a la señora.

—Fue un placer, joven Lukas —la mujer bajó la cabeza en señal de gratitud

—Nos vemos más tarde en casa madre —acerqué mi cabeza a la de mi madre para darle un corto beso en la mejilla

—Que te vaya bien, mi niño, suerte en tu primer día —asentí para retirarme

—¡YA VÁMONOS, LUKAS! —gritó mi padre desde el vestíbulo de la casa.

Él salió de la casa y yo corrí tras de él para alcanzarlo

—Su madre me dijo que le entregará este portafolios, joven Lukas —dijo Oraland, el mayordomo de la casa.

—Gracias Orland —tomé lo que el hombre llevaba en manos.

—Sé que no es mi deber preguntarle pero ¿Lleva sus medicinas?

—Sí, gracias por preguntar

La mayoría de los trabajadores de la casa se preocupaban más por mi que mis propios padres.

Corrí al coche y saludé a Peter, el chófer.

—A la oficina, Peter —habló mi padre

El chófer encendió el coche partiendo camino a Murphy's Inc.

Con La Mirada En El Cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora