Capitulo 4: Mojados

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Lukas Murphy:

Después de lo que pasó con la mesera me ofrecí a llevarla, no creo que sea conveniente que se vaya ella sola o en un taxi.
Fue una gran insistencia de mi parte pero termino aceptando.

-Solo habrá un pequeño favor señorita- hable mientras la chica tomaba su suéter

-Lo que sea, después de lo que hizo por mí estoy a su disposición- hablo amable con un tono dulce mientras sujetaba su cabello con una goma elástica.

-Vine con un amigo y el está...- voltee la mirada a la mesa donde seguían las chicas con Eduard casi dormido- algo indispuesto para irse solo- volteo la mirada para ver a la chica a los ojos la cual dirigió su vista al pelinegro- ¿Podría ayudarme con él?

-Claro- acepto no muy convencida.

Fuimos a la mesa tomando a Eduard de los brazos.
Las chicas no se dignaron a voltear la mirada, ellas seguían en su mundo.

Con la señorita a un lado era más fácil de cargar a Eduard entre toda la multitud de personas en la pista de baile.

Nos dirigimos al ballet parking y me dieron las llaves de mi coche.
El jóven abrió la puerta de atrás ayudándonos a subir a Eduard, quien solo se quejaba por momentos.

-Suba- dije entrando al coche.

-Es un coche muy caro para mi- sonó insegura

-Le dije que yo la llevaría, le pregunté si me ayudaba con mi amigo y me ayudó, suba al coche por favor- le dirigí una mirada sería.

La mujer se dió la vuelta entrando por la puerta trasera de mi lado derecho.

-¿Está bien si llevo primero a mi amigo?- la mujer asintió volteando su mirada a la ventana.

Comencé a manejar al hogar de Eduard mientras daba un par de vistazos al retrovisor para fijarme que se estuviera comportando con la castaña.
De mi parte podía decir que se sentía un silencio bastante incómodo.
El silencio era tanto que podía escuchar un zumbido en el frente del coche, debía llevarlo al mecánico para revisarlo.

Jane Michaels:

Después de todo lo que pasó en el bar lo único que quiero es irme a casa, el agradable hombre al que había atendido se ofreció a llevarme pero viene con dos mujeres, una de ellas llevaba rato acercándose a él por lo cual supuse que era su novia o algo parecido.
Por esa razón no quería irme con él y su amigo.

Ya estando en el coche me límite a mirar por la ventana a mi lado. Su amigo estaba tan borracho que desde el bar estaba dormido y en coche no era la excepción, la única diferencia es que aquí balbuceaba.

-Que bonita eres- se recargo en mi brazo acostando su cabeza en mi hombro.

Trate de alejarme lo más que pude, ahora me doy cuenta que fue una mala idea subir en la parte de atrás. El jóven que manejaba miro mi intento de huida pero solo se limito a mirar tras el retrovisor.
El transcurso a la casa del chico a mi lado parecía no llegar a su final así que continúe mirando el paisaje nocturno pensando en lo que había pasado en el bar.

Estando en pleno 2018 ¿Sigue existiendo personas tan machistas? ¿Por qué?
Puede que en un futuro ya no existan estás personas.

-Señorita- la voz ronca del hombre me trajo de vuelta a la realidad

-Digame- voltee la mirada al retrovisor.

-Pregunte si va cómoda allá atrás- asentí con una sonrisa a boca cerrada.

Con La Mirada En El Cielo ©Where stories live. Discover now