Capitulo 6: La ropa de Eduard

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Jane Michaels

-De verdad jóven, no hace falta que me lleve

-No me va a convencer de lo contrario señorita, venga- me tomo del brazo llevándome al estacionamiento.

A oscuras tome la puerta para ingresar dentro del coche.

El transcurso a casa fue silencio, uno tranquilo, sin preguntas ni algún intento de intercambio de palabras.

–¿Doy vuelta aquí?– pregunto el hombre a lo que asentí con la cabeza

–Es aquí– espete mientras Lukas paraba el coche

Sentía una pequeña brisa de aire entrar por la abertura de la puerta, un aire helado que llenaba mi cuerpo en un escalofrío inmenso dejando mi piel como de gallina.

–Creo que debería de bajar ¿No es así?– trate de quitar el seguro de la puerta

–¿Segura que está bien, Jane?– asentí con la cabeza– lo pregunto en serio

–De verdad, estoy bien– sonreí a boca cerrada– Muchas gracias por la ayuda, jóven

El chico abrió la puerta, abrí la rejilla de protección al frente de mi hogar, levanté la mano para despedirme de Lukas quien respondió a el.

Abrí la puerta principal dejando al frío afuera adentrándome en el calor de mi hogar, cerré la entrada e inmediatamente el sonido del coche de Lukas se hizo presente.
Sonreí recordando los momentos de esta noche, sin duda, la más loca que tendría en años.

[•••]

-Noche dura ¿No?- Aron pronunció sin poder creer

-Supongo- solté un suspiro- pero creo que pueden pasar cosas peores y tendré que acostumbrarme- caminamos a la entrada de la escuela

-Y ¿Y le contaste a tu mamá?- negué con la cabeza- ¡Debes contarle!- regaño el chico

-¿De qué hablan chicos?- llegó la chica rubia a nosotros

-Nada en especial, Sof- Aron cambio de tema

-Agg ¡Que aburridos son!- se alejo de nosotros

-¿Nos vemos en el desayuno?- pregunto Aron

Asentí con la cabeza llendo a la clase de filosofía.

¿Quién diablos entiende la filosofía?

Dentro de esta clase solo me cuestionó el porqué de las cosas para después volver a cuestionar ese porqué y así sucesivamente hasta terminar el día o la existencia.

Lo único que me gustaba de venir era el que casi terminaba la carrera y al fin podría ayudar a las personas.

Al fin llegó la hora del almuerzo y al estar con Aron, todos se interesaban en lo que me pasará, algo nuevo para mi.

–Supongo que no piensas en volver a ese lugar ¿No es así?– pregunto uno de los chicos de la mesa, uno de los pares de gemelos

–Necesito el dinero, no trabajo por gusto– sonreí cabizbajo

–No todos tienen las mismas capacidades que nosotros dos ¡Idiota!- el gemelo golpeó al chico en la cabeza

–¿Necesitas ayuda en algo, cariño?– pregunto Sofía sentada a un lado mío

–Ayuda ¿Cómo así que ayuda?– fruncí el ceño sin entender como quería ayudarme

–Que, si lo necesitas, entre todos te podemos ayudar monetariamente en lo que necesitas, la mayoría de las personas que te rodean son los consentidos de la familia– parecía estar orgullosa de ello

Con La Mirada En El Cielo ©Where stories live. Discover now