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  No creía en lo que todos llamaban "destino", por lo que cuando abrió la puerta de aquella clínica no admitió que logró ver cómo aparecía aquel hilo de rojizo color que conectaba su meñique con la persona que debía de proteger.

- oh - soltó el hombre de negros cabellos al percatarse sobre el mismo hilo - tu debes ser Fukuzawa - le sonrió - un gusto.

Para el de blancos cabellos fue de todo, pero menos gustoso.

No contestó a la sonrisa, tan solo inclinó levemente la cabeza en modo de saludo.

- así es - respondió.

- ..."por favor llevemosnos bien" - soltó como si terminase su oración.

El del más alto frunció el ceño.

- vamos - el médico levantó las palmas hacia arriba - tendremos mucho tiempo juntos, podrías ser un poco más simpático.

Lo observó fijo. No estaba allí para eso, era un guardaespaldas, no un compañero de charla.

- como quieras - dijo con una pequeña sonrisa.

El doctor tanteó el hilo de su dedo meñique con curiosidad. Mientras que el más alto salia a vigilar del otro lado de la puerta.

- que mala pata - bufó.

"Claro que lo es" pensó Fukuzawa para si. Para finalmente cerrar la puerta y quedarse de pie del otro lado.

 Lazos Inevitables - Todo Era Cuestión De AdmitirWhere stories live. Discover now