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Elise se encontraba sentada sobre el escritorio del pelinegro y balanceaba sus piernas con tranquilidad, las suelas de sus zapatos estaban manchadas con algo.

Fukuzawa frunció el ceño. Aquella habilidad no le agradaba, la niña al verlo sonrió.

- Yukichi - le saludó.

- ¿Mori? - preguntó, ignorando el hilo que lo guiaba, sin responder al saludo.

La niña miró hacia un pasillo del costado, por lo que el más alto se dirigió hacia allá, sin prestar atención a su meñique. Se encontró con distintos hombres tendidos en el suelo con diferentes cortes limpios, había charcos de sangre alrededor de sus cuerpos.

Creyó saber quién fue su atacante.

Llegando más profundo se encontró con la figura del médico, con diversas manchas de sangre en su cuerpo y vestimenta, se encontraba vendando su propio brazo derecho.

El hilo tembló levemente.

- bienvenido - le sonrió al verlo llegar - lamento el desorden.

- ¿está todo bien? - lamentaba no haber llegado en ese momento, era parte de su trabajo.

- no tenían turno - comentó en un suspiro.

Asintió. Para luego acercarse a él y terminar de vendar el brazo del contrario. Sentía una leve presión en la atadura de su meñique.

La ignoró, de la misma manera que la extraña mirada del más bajo.

 Lazos Inevitables - Todo Era Cuestión De AdmitirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora