Capítulo 3. Lágrimas de sangre

1.3K 59 11
                                    

-Me alegro de que tu hermana este bien Marcos – dije mientras caminábamos ambos a la cafetería o comedor, como prefiráis llamarlo

-Yo también, con mis padres desaparecidos es la única familia que me queda – dijo triste

-Te entiendo, la única perdona de mi familia que me quería ya no está, y bueno, desconozco el motivo por el que mis padres me odian tanto como para mandarme aquí. Es como si les repugnara verme – dije – pero bueno, no se preocupan por uno hasta que se empieza a cortar – bromeé aunque no era de todo broma

-Espera Khe?!

-Parece chiste pero es anécdota – me reí y por mi comentario Marcos cogió cuidadosamente mi brazo levantando la maga del jersey y viendo las cicatrices

-Dije que era anécdota

-¿De cuándo son? – preguntó con ¿preocupación?

-¿Las más recientes dices? – Él asintió – no se puede que de hace dos días, puede que tres

-Porque lo haces, si puedo preguntar claro – dijo curioso y preocupado a la vez

-Es lo único que funciona cuando siento que me ahogo, aunque todo esto empezó por un intento de suicidio fallido, justo después de morir mi hermana – dije con tranquilidad

-Bueno pero si son el botafumeiro y la fumeta – dijo Iván llegando a nuestro lado y pasando su brazo por mis hombros, aunque no duró mucho porque rápidamente quite su brazo de encima de mí

-Que anda buscando la hermanita de la caridad por aquí – dije sin mirarle mientras bajaba la manga de mi jersey, que aún seguía subida

-Nada, no puedo pasar a saludar a mis amigos o que

-No somos amigos Iván – dije borde, sorry not sorry con él me sale solo, bueno con él y con el 90% de la gente

-¿Qué escondes ahí? – dijo mirando mi brazo

-Nada que te importe tío, ¿qué quieres? – dijo poniéndose delante de mi modo protector

-Nada botafumeiro, solo decirte que tienes una llamada de tus padres, ah y a ti te espera Héctor en su despacho después del desayuno, el cual por cierto acaba en 10 minutos encanto – dijo guiñándome un ojo para ir en dirección a la cafetería

-Ve a coger la llamada, te guardo un par de tostadas – dije y ambos seguimos nuestros caminos

En cuanto llegué a la cafetería cogí las tostadas y un par de vasos de zumo y me senté en la mesa que nos tocaba a Marcos y a mí, que para nuestra desgracia era con el trio fumeta y las otras dos pijas.

-Bueno que, ahora que no está tu noviecito me dirás que escondes bajo el jersey – dijo levantando una ceja Iván, y dicho comentario provoco una mirada fulminante por parte de Carol hacia ambos

-No pienses mal carolina, quiere saber que tengo en el brazo, no en otras partes. Y si tanto quieres saber Iván, mira por ti mismo – levanté la manga del brazo y lo deje a la vista dejando a todos boquiabiertos

 Y si tanto quieres saber Iván, mira por ti mismo – levanté la manga del brazo y lo deje a la vista dejando a todos boquiabiertos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Astrid en el Laguna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora