Capítulo 5. El bosque

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-Vamos que no es nada en serio

-y si no es nada porque estas tan decaída eh canija – se rio mi amigo

-Eh vale ya, que no soy una canija lo que pasa es que tú eres muy alto que es distinto – le di un empujón a Marcos el cual según parece empezó una graciosa guerra entre nosotros

-Vale vale, tú ganas mi rindo – dije al ver que los dos estábamos en el suelo y el acabó cayendo encima de mi

-Sabes, estas preciosa ahora mismo – pasó un mechón rebelde por detrás de mi oreja

-Tú también estas muy guapo Marcos, bueno siempre lo estas – dije sonriéndole

-Hombre mira, la parejita. Venga levantaros de ahí que a este paso vais a coger frio e ir a clase venga, ah sí Astrid, Héctor me ha dicho que quiere verte en su despacho – apareció Jacinta de la nada y cuando acabó de hablar se fue como si nunca hubiera estado ahí

Después de eso nos levantamos del suelo mientras nos reíamos como locos por la incomoda situación que acababa de pasar

-¿Qué te parece si te espero fuera del despacho y luego salimos a dar una vuelta por el bosque? No sé tú pero no tengo ningunas ganas de ir a clase ahora – propuso y asentí con la cabeza

-Me parece una idea genial, coge algo de la cocina mientras tanto y espérame en la entrada, que no te vea nadie – le di un beso en la mejilla y entré al despacho

-Am me ha llamado Héctor – dije al ver solo a Jaques Noiret

-No fue Héctor, fui yo quería hablar contigo a solas y él me ha dejado su despacho – se explicó y asentí mientras me sentaba en el sofá que había en la habitación

-Y de qué quieres hablar

-Se que no es lo que esperabas, el que de repente venga alguien y diga que es tú familia biológica pero quiero que sepas que si necesitas cualquier cosa no dudes en contar conmigo, aunque no espero que me digas papá – bromeó o eso creo

-Está bien saberlo supongo Jacques

-Quería comentarte otra cosa también, sobre lo de los cortes es por tú TEI ¿no? – mencionó Jacques y yo en ningún momento le respondí

-Supongo que no quieres hablar del tema así que ya te puedes ir si quieres – dijo sonriendo de una manera muy extraña casi escalofriante

Salí del despacho sin decir nada y nada más salir me encontré de frente con Iván y su nuevo complejo de hermano sobreprotector

-Que te ha dicho ese cabrón

-Nada importante, tan solo que si necesitaba algo le avisase – dije simple y cortante – ahora si me disculpas tengo planes más importantes que hablar contigo

Me dispuse a ir en dirección a la puerta pero Iván se puso delante impidiéndome el paso

-¿Qué coño quieres ahora Iván?

-Si ese cabrón que dice ser nuestro padre te hace algo avísame si, lo digo en serio – dijo – y por cierto las clases están en la otra dirección – sonrió burlón

-No he dicho que fuera a ir a clase, genio – le aparte y salí del edificio pero al parecer me siguió

-Bueno, entonces te acompaño, no me apetece ir a clase

-No quiero que vengas conmigo Iván

-Venga va un día de hermanos eh, nunca he tenido uno seguro que son geniales – habló como si nada

-Te ha dicho que no quiere que vengas Iván, hazle caso quieres – dijo Marcos apareciendo

-Anda mira si es el botafumeiro, que haces tú aquí – dijo y Marcos y yo nos miramos – anda mira así que habías quedao con este pringao

Astrid en el Laguna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora