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Atención porque a lo largo de este capítulo habrá saltos en el tiempo.

Narra T/N:

Al llegar a Hogwarts se celebró la selección de casas, cada vez menos niños ingresaban a Ravenclaw, 13 contados, entre ellos un niño bajo y rubio con la túnica perfectamente ordenada. Creo que su nombre era Gilderoy Lockhard, pero lo que se con certeza es que nada más sentarse en la mesa me guiñó un ojo, que asco.

El invierno ya había llegado y las vacaciones de Navidad estaban a la vuelta de la esquina. Durante ese período de tiempo me sentía acosada, el niño repelente se me pegaba como una lapa allá donde vaya. No me lo podía separar ni en la sala común, por eso pasaba la mayor parte de mi tiempo libre en mi habitación. Os preguntaréis ¿Por qué no lo amenazas si estas en cuarto y el en primero? Fácil, porque no puedo, no malinterpreteis, es solo que si me hacerco a él no saldría vivo, lo mataría solo con mirarlo a los ojos, además, quién ha sido advertida he sido yo, Flitwik me dijo "no amenaces al chico, es pequeño y tú puedes perder los nervios y acabar con el, nos conocemos T/N" a lo que yo respondí con "no te puedo asegurar nada, profesor". Ahora que me doy cuenta, Lockhard es una especie de Sirius pero peor, claro, Sirius es hermoso, precioso, divino, y el sueño de cada chica, todos lo saben, pero Lockhard no tiene nada de eso aunque él se lo piense.

Por navidad decidí quedarme en Hogwarts, aunque tuve que ausentarme por unos días por culpa de una reunión de mortífagos donde solo se hablaron de torturas y planes. A mí me asignaron una misión, no era difícil y no implicaba matar o torturar. Debía dar a conocer que los mortifagos habían llegado al colegio con ayuda de Lucius, Avery y Snape.

La misión consistía en que, con sangre de hipógrifo, debíamos escribir en la pared "Sangresucias, mestizos y traidores, temed. Los mortífagos ya han llegado a Hogwarts esperando un baño de sangre, de vuestra sangre". Cuando lo hicimos comenzaron los murmullos. Me daba pena ver a los alumnos menores gritar de terror, a excepción de los Slytherin. Lo que me gustó fue ver a los mayores bromistas de Hogwarts, "los insensibles y egoistas", tratando de consolar a los más pequeños.

Me sentía culpable pero era una culpabilidad con la que debía aprender a vivir. Es el precio que hay que pagar por ver la felicidad en las personas que más amas.

Si hay algo en lo que pueda agradecer a Walburga y Orión es en la forma que nos educaron para no expresar emociones. "Si lloras eres débil, si sonríes esa felicidad se convertirá en tortura, si te enamoras dejas tu corazón a otro para que te lo destroce, si estás triste muestras debilidad" me repetían constantemente. Gracias a eso se tener un rostro inexpresivo, puedo ocultar mis sentimientos, puedo estar destrozada en el interior pero en el exterior muestro felicidad solo por ver a los demás alegres. Eso es lo único por lo que agradezco a mis padres.

Milagrosamente nadie había descubierto la marca de mi antebrazo, ni siquiera mis amigos más cercanos, y espero que esto sea así por mucho tiempo. Y así fue, ya estábamos a finales de verano, en breve comenzaría sexto curso, sí, cuarto y quinto ya se habían pasado.

Tuve muy buenos resultados en mis TIMOS y Sirius en sus ÉXTASIS.

Tuve muy buenos resultados en mis TIMOS y Sirius en sus ÉXTASIS

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La Hermana De Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora