10. Agudo dolor.

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El dolor en su pecho se hacía evidente en su rostro. Eric estaba sufriendo el castigo por sentirse atraído más allá de lo físico por otra persona que no fuera Alice, y lo estaba aceptando, era lo justo por seguir manchando la relación que tuvo con su mate.

Es bien sabido que un lobo solo tiene una pareja en toda su vida. Ese vínculo era tan fuerte que duraba hasta después de la muerte de uno de los dos, y eso lo confortaba cada día. Significaba que podía seguir amándola solo a ella, tenía la tranquilidad de que pasase lo que pasase ella había sido su pareja y no habría forma humana de que se sintiera atraído emocionalmente por otra persona.

Hasta que Aiden apareció...

Ese pequeño ser se había convertido en su nuevo mate de la noche a la mañana. Sin más había sustituido a su pareja de por vida, sin más... Agradecía de todo corazón que la cicatriz en su pecho le ayudara a recordar lo que de verdad le importaba.

La penetrante y preocupada mirada del ciervo estaba plantada en su rostro. Expectante de escuchar su historia, por qué no podía permitirse el amar o sentirse atraído por nadie más, nunca.

—¿Puedo saber su nombre?— Aiden habló también con dolor en su rostro, ya había vuelto a su forma original.

Aunque trataba de ocultar el daño que le causaba, era imposible ya que su vínculo era tan fuerte que ambos podían sentir cada mínimo cambio de humor que sentía el otro.

—Alice— su sonrisa al decirlo denotaba su amor por ella, no era una sonrisa común, era de profundo cariño —Una mujer fuerte, valiente, divertida, inteligente, preciosa... Era inevitable que no me enamorara de ella. Ella siempre se esforzaba en todo como si su vida dependiera de ello, y quería conseguir el puesto más alto y condecorado de un guerrero, ser el guardián de su líder. Nos conocimos cuando los dos teníamos doce años, la vi pelear contra varios oponentes de su clase a la vez. Además de fuerte era tan rápida y ágil... Adoraba como se movía al pelear, y cuando se transformaba en lobo, era el ser más hermoso del mundo. Y cuando, sin darse cuenta, hirió a uno de sus compañeros, se preocupó por él hasta el punto de acabar derrotada por el resto. Eso hizo que me decantara por ella. Quise que fuera mi guardiana, la quería a mi lado. Y aunque esa decisión se hacía mucho más adelante, yo le aseguré el puesto. Sería mi alfa guardiana al cumplir los dieciocho— se incorporó levemente colocando una mano sobre la cicatriz—Todo iba bien, nuestra historia como amigos fue especial. Luchábamos hombro con hombro, y nos instruíamos mutuamente. Ella me enseñaba sus nuevas técnicas de lucha y yo le enseñaba conocimiento nuevo. Pero no todo era entrenar y aprender, fueron muchas las veces en las que huíamos cuando nadie miraba a este mismo sitio. Era nuestro lugar secreto. Y por supuesto, esa amistad se convirtió en algo más. Aún recuerdo cuando quise ofrecerle el regalo durante el solsticio de invierno, para poder cortejarla en primavera. El corazón me iba muy deprisa, era la primera vez que me enamoraba y era la primera vez que sentía una conexión única con alguien de mi manada. Pensé con ilusión que se trataba de mi mate... Y así fue.

Mientras hablaba sentía cómo la nostalgia lo invadía al igual que una profunda tristeza. Y Aiden se encogía con la misma sensación escuchando atentamente cada palabra.

—En ese entonces yo tendría por lo menos unos quince años, y estaba temblando como un flan— dejó escapar una ligera risa —Cuando ella aceptó el regalo y la saqué a bailar... Y me dijo que era mutuo, por los dioses, sentí como mi mundo volvía a girar... Fui ingenuo y no me fijé en las miradas aterradas de mi gente mientras bailábamos. Éramos solo nosotros dos... Yo sabía que en mi manada eran propensos al romance, les encantaba cada vez que alguien encontraba el amor, y pensé que sería igual conmigo, pero lo que no sabía era que para mantener el linaje real, el amor era lo único que tendría que sacrificar... Los rumores llegaron a mi madre y ella me lo contó poco después. Después de la guerra y al quedarse sin un líder, Nathgar temió perder la pureza de nuestro linaje... Mi padre era de linaje real y mi madre era una alfa normal... Mi sangre salió pura, al igual que la de mi hermano pequeño, pero... La de mi otro hermano no. Y para no arriesgar nuestro linaje y asegurar la pureza de mi descendencia, me comprometieron con una mujer de las tierras de Hivern... Querían afianzar nuestra alianza y aumentar el territorio.

Tu Dulce AromaWhere stories live. Discover now