Capítulo tres: ¡Debes regresar ya!

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03| ¡Debes regresar ya!

Un fuerte sonido me sacó de mi sueño con Leonardo DiCaprio.

–Maldita sea, apaguen eso. –me di la vuelta y me tapé hasta la cabeza con la sábana.

Tenía un horrible dolor de cabeza y con ese maldito pitido saliendo de no sé dónde, solo hacía que mi cabeza doliera más.

–¡Salem, apaga esa cosa! –me levanto de un golpe de la cama, pero vaya que me quedo con la boca abierta al ver que no estoy en mi habitación.

–¿Puedes callarte?, no me dejas dormir. –una voz a mi lado se queja con molestia mientras extendía su mano y apagaba el horrible sonido.

–¿Tú quién eres? –mi pregunta parece hacerle gracia y suelta una pequeña risa.

–Soy Eliot, preciosa –me extiende su mano, pero la baja al ver que no la tomaría–. Eres más amigable cuando estas borrachas, te cuento.

Se remueve entre la cama y se para después de unos segundos, sin nada que cubra su lindo y redondo trasero.

No recordaba nada de ayer, bueno algunas cosas sí. Tenía más lagunas mentales que recuerdos de que pasó. Intento hacer un recuerdo de que sucedió ayer pero mi cabeza solo duele aún más.

El sonido de mi celular hace que salga de mis pensamientos. Rebusco entre las cosas del piso mi celular, hasta que lo encuentro cerca de mi bolso.

–¿Hola?

–¡¿Me puedes explicar cómo es que te casaste?! –la escandalosa voz de Salem hace que me aleje el celular de mi oreja.

–¿De qué hablas? –pregunto, confundida.

–Observa tu Instagram, estúpida.

Pongo la llamada en altavoz y hago lo que mi hermana me indica.

Lo primero que hago es ir a mis historias.

¡Hola a todos! Solo quería que asistieran a mi boda, pero no le digan a Salem o a mi padre, es un secreto –ahí estaba yo con el vestido que traía puesto anoche, traía un velo y un pequeño ramo. ¿De dónde salió ese ramo y velo? –. Ramiro –señalo a un camarero–, será el que grabe toooodo para que no se lo pierdan, ¿ok? Pero recuerden, es secretooooooooo. SHIHHHHHH.

Me rio antes de entregarle el celular a Ramiro y salgo corriendo hasta donde Eliot y el padre vestido de Michael Jackson estaban.

En las siguientes historias se puede observar como el padre estaba dando la ceremonia mientras que yo no dejaba de jugar con el ramo en mi mano y sonreír como estúpida.

Es momento de que firmen sus testigos –dos camareros se acercan a la mesa y firman el documento. Observo como mi yo borracha abraza a unos de ellos y le dice cosas que no se logran oír–. ¿Verónica,  aceptas a Eliot como tu futuro esposo hasta que la muerte los separe? –asiento, mientras me rio–. ¿Eliot, aceptas a Verónica como tu futura esposa hasta que la muerte los separe?

Acepto.

¿Estás seguro? –le pregunto, nerviosa.

Claro que sí. –respondió Eliot, con una sonrisa.

Entonces los declaro marido y mujer hasta que…

¡Mi muerte nos separe! –grito, interrumpiendo al cura.

Después de eso ya no hay más historias.

¿Dios que te hice? Primero el cáncer y después casarme con un desconocido, ¿acaso soy tu entretenimiento personal?

Hasta que mi muerte nos separeWhere stories live. Discover now