Capítulo nueve: Efecto Eliot.

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09| Efecto Eliot.

Resumiré todo rápidamente:

–¿¡Cómo es posible que te hayas casado, Verónica Maria del Rosario Santuario Harrison Carson!? –preguntaron los tíos, molestos.

–¿Estás embarazada?, ¿Es eso? –ese fue el abuelo, el cual parecía preocupado y feliz a la vez.

–¡No!, Cómo voy a estar embarazada, abuelo. –me negué yo, rápidamente.

–¿¡Tienes algo que decir, escuincle? –preguntó Brian.

–Cuidaré bien de Verónica como ella se lo merece –respondió mi esposo–, a Verónica no le hará falta nada porque yo me ocuparé de todo.

La verdad es que si me sorprendió eso, pero no dije.

–¡Más te vale porque mis bisnietos no pueden quedar al desamparo! –advirtió el abuelo.

–¡Qué no estoy embarazada! –volvi a decirle, un poco molesta.

–¿Quién se casa a lo veinticinco, muchachita?

–Tú te casaste a los veinte –le recuerdo.

–Pero hablamos de ti, no de mí –se excusa, regresando su atención hacia Eliot–. Espero no te arrepientas de casarte con ella porque sino... traiganme a Irene.

–¿Irene no es tu mamá? –me pregunta en un susurro.

–Si, pero... –empiezo a hablar pero me veo interrumpida por el abuelo, el cual acepta gustoso el estuche que le tiende Josué, donde saca una pistola– tiene una pistola llamada así.

–Si a mi nieta y bisnieto le sucede algo...

–Que no estoy embarazada –digo por tercera vez, pero mi abuelo me ignora rotundamente.

–te va a cargar su madre. –el abuelo le muestra una vez más a Irene y Eliot asiente, con una sonrisa nervioso pero yo no puedo evitar reírme.

Es que el que la pistola se llame como mi mamá y él haya dicho "te va a cargar su madre", sumando el nerviosismo que traía no ayudó mucho.

Me aclaro la garganta y le digo al abuelo que prosiga.

–Porque si ya probaste el aparetivo, tienes que llevarte el lonche. –su metáfora me costó entenderla, pero Eliot solo asintió nervioso por la pistola que estaba cada vez más cerca de él.

Al final Eliot se desmayó.

Bueno no, la desmayada fuí yo para poder liberar a Eliot de todo esto.

Ahora me encontraba acostada en la cama de alguno de los cuartos de la casa, con toda la familia a mi alrededor esperando que me despertara pero yo solo seguía con los ojos cerrados escuchando todo.

–Es que papá se pasó, asustó a la niña. –dice preocupado Brian.

–Le dije que no trajera la pistola, la niña no puede tener emociones fuertes, no ves que está embarazada. –le regaña Jason y me dan ganas de despertarme y decirles que no lo estaba.

–¿En serio creen que esté embarazada la niña? –pregunta el tío Jacob.

–Papá lo dijo, por algo fue. –esta vez es turno de Josué.

–¿Qué la niña que? –pregunta la tía Leyla, a mi criterio, la más metiche de las cuatro.

–¿Qué está embarazada? –pregunta la tia Matilde, asombrada por lo que acaba de escuchar.

Ay no, ¿por qué el abuelo tenía que decir eso?

–¡Por eso la vi más gordita! –deduce emocionada Lourdes.

Hasta que mi muerte nos separeWhere stories live. Discover now