Capítulo ocho: Columbia.

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08| Columbia.

Los días pasan rápido, y cuando vengo a ver ya es domingo y es hora de partir a Columbia.

Habíamos decidido que iríamos en avión y allá nos recibiría uno de los hermanos de mi mamá, el más pequeño, Jacob.

–¿Llevan todo? –mi padre por décima vez mira su equipaje y checa que todo esté bien.

Sabía que estaba nervioso y lo entendía, veía cada año a la otra parte de la familia de mi mamá y aunque mi abuelo al inicio no aceptaba a mi papá, al final le tomó demasiado cariño.

Que les puedo decir, mi llegada a este mundo les la trajo paz.

Eliot a un lado mío está revisando las últimas cosas de su trabajo, por lo que me contó, Larissa había aceptado hacer los demás viajes sola, con la condición de que cuando regresaramos nos tenía que presentar.

Sabía que en algún punto tenía que conocer a los papás de Eliot y eso me preocupaba porque nosotros solo estaremos juntos tres meses y no quería que se hicieran ilusiones de que seremos la pareja del año.

–Es hora. –la voz de Salem me saca de mis pensamientos y todos nos levantamos de nuestros asientos para empezar a abordar el avión.

Eliot me ayuda a llevar una mochila donde llevaba algunas cosas esenciales para viajar junto a algunos medicamentos que llevaba por si acaso y para que no pregunten el porque no he ido a mis citas al hospital. Agradecía internamente que este mes sea tan especial y ocupado para todos porque así no me tomaban en cuenta.

Cuánto llegó mi turno de abordar le di mis papales a la azafata y sonreí con un poco de nostalgia, extrañaba demasiado ser una de ellas.

–Nos toca juntos. –volteo a ver a Eliot y asiento, buscando nuestros lugares para sentarnos.

Me siento en el asiento que da a la ventana, a lado de mi se sienta Eliot y para desgracia mía –o tal vez no–, Salem se sienta en el tercer asiento.

–Esto será tan divertido. –menciona mi hermana, una vez ya está acomodada en el asiento.

Viajar con Salem era un dolor en el culo y no exageraba.

Tenía dos opciones: se quedaba dormida todo el viaje o no dormía en todo el viaje, y rezaba internamente para que hiciera lo primero, lo último que quería era escucharla hablar o gritar de lo que sea que se haya descargado en Netflix para ver.

Escuchamos como las azafatas dan las indicaciones y observo como Eliot me observa con detenimiento al escucharme susurrar lo mismo que están diciendo, era una pequeña manía que me quedó y siempre que subo a un avión repito las mismas indicaciones que me tuve que aprender algún día.

–Se me quedaron. –le digo una vez las azafatas terminan de dar las indicaciones.

Eliot no dice nada y se pone a platicar con Salem sobre algo que ella le cuenta de los astros, y que le leería su horóscopo semanal para ver cómo le iría.

No sabía si Eliot hablaba con ella por educación o porque en serio le caía bien pero se lo agradecía, Salem a veces es un poco intensa cuando le gusta algún tema y había que tenerle paciencia cuando se encarrilaba contándote cosas de eso.

–Es por eso que tú y V tienen compatibilidad aunque ambos son signos de agua. –escucho como Salem le habla animadamente a mi esposo.

–Y por lo cual tu también eres compatible con Diego Collins. –asume él y escucho como mi hermana bufa molesta.

Eliot había estado yendo a la casa en los últimos días  por pedido de mi abuela, así que nosotros dos habíamos tenido un poco más de acercamiento y acoplamiento el uno al otro, pareciendo cada vez más como si en realidad fuéramos pareja.

Hasta que mi muerte nos separeWhere stories live. Discover now