Capitulo once: Mudanza.

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11|Mudanzas.

Llegar a casa se siente extraño.

Después de varios días fuera es raro llegar y encontrar todo en total silencio. Al llegar a la ciudad de nuevo, Eliot nos hizo el favor de venir a dejarnos con la promesa de que regresaría para volver a tocar el tema de la mudanza, la cual aunque quise evitar en Columbia se tuvo que charlar un día antes de nuestro regreso.

–Sabes que todavía sigue en pie lo de la mudanza. –cierro los ojos y coloco mi brazo sobre mis ojos.

–¿En serio quieres que me mude a tu casa? –bajo el brazo y volteo a verlo, ambos estábamos acostados en la cama pero divididos por la barrera de almohadas.

–Se lo dije a tu familia, es solo si quieres.

–Pero te ayudaré con los gastos de la casa. –advierto después de varios minutos en silencio.

–Claro, lo quieras. –Eliot rie por lo bajo y cierra los ojos.

–¿Eso es todo? –pregunto asombrada, Eliot abre los ojos y sonríe antes de hablar.

–Somos adultos, V, no hay necesidad de darle tantas vueltas a las cosas. –me da una última mirada y vuelve a cerrar sus ojos.

Después de eso no sucedió nada más, intenté dormir pero no pude, al contrario solo me removí incómoda por no poder consiliar el sueño. Recuerdo cómo me levanté frutrada por un vaso de agua y cuando regresé lo encontré completamente dormido, tenía su cabeza mirando hacia mi lado de la cama y no pude evitar no mirarlo.

Respiraba tranquilamente y tenía la boca entre abierta, aquellos labios carnosos y rosados que pude probar cuando nos casamos. Lo envidié por unos momentos porque él fuera tan ligero en muchas cosas y no las pensara tanto como yo.

Me quedé dormida observando como el dormía.

Llego a mi habitación y dejo mis maletas cerca de la puerta del baño, me quito la peluca y la dejo sobre la cama. Suspiro fuertemente y me siento en la orilla de la cama.

El viaje había sido demasiado cansado e incómodo, sin contar que todavía presentaba ciertas molestias por mi repentino cambio en mi tratamiento, al final, había aceptado tomar ciertos medicamentos que me dió el doctor para no hacer tan duro este proceso.

Todavía estaba a inicio de camino, la parte más fea se presentaría dentro de unos meses y estaba lista para afrontarlo, sin contar que todavía tenía que decirles a papá, la abuela y Salem que había perdido la batalla y solo me quedaban meses de vida.

–Toc, toc –la voz de mi papá me saca de mis pensamientos, fijando mi vista en la puerta cerrada–. ¿Puedo pasar?

–Dame un minuto –tomo la peluca y me la coloco de nuevo–, pasa.

Acto seguido mi papá entra en la habitación y se sienta a un lado mío, recuesto mi cabeza sobre su hombro.

–¿Estás bien? –asiento aún contra su hombro y siento como empieza a esparcir caricias en mi espalda–. ¿Te vas a mudar con Eliot, verdad?

Una vez más asiento.

–Es mi esposo, tengo qué, a menos que quieras que él se venga a vivir con nosotros –levanto la vista y el niega rápidamente, haciendo que ria fuertemente–. Ves, me tengo que ir yo.

–¿Cuándo te mudaras? –me encojo de hombros y regreso mi cabeza a su pecho.

–No lo sé, cuando termine de empacar todo, supongo.

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⏰ Last updated: Aug 31, 2022 ⏰

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Hasta que mi muerte nos separeWhere stories live. Discover now