Beach |2yeon|

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El sonido de las olas iba y venía de un lado hacia otro creando una hermosa melodía que sólo era capaz de motivarte a cerrar los ojos y dejarte llevar por el más puro significado de la palabra relajación.

El atardecer naciente junto a aquel sublime sonido conformaba una hermosa vista que los mejores fotógrafos y filmadores del mundo desearían capturar para exhibir como la mayor maravilla jamás vista. Y sí, no estoy exagerando, así de hermoso era aquello.

Pero hay algo que no era hermoso en ese lugar, y esto era... el dolor de un corazón confundido que se encuentra navegando entre el dolor de un amor ya finalizado; así era como se encontraba Im Nayeon en medio de toda aquella belleza antes mencionada. Esa melancolía que muchos de los escritores, cantautores y creyentes del amor suelen alegar haber sentido alguna vez en su existencia, bien sea en sus obras, canciones o experiencias de vida estaba allí presente rodeando a aquella joven solitaria.

Si había algo que Im Nayeon odiaba era sentirse de esa forma; vulnerable antes los sentimientos desconocidos.

Pero, ¿qué la había llevado a sentir esto? Lo responderé en dos palabras que conforman un nombre: Yoo Jeongyeon. Sí, esa dulce chica que creyó amar con la locura y pasión que en tiempos anteriores solía ser su motivo de burlas era la causante de toda esa tristeza.

Estaba allí sentada sobre la orilla de la playa sintiendo como el vaiven de las olas mojaba sus piernas mientras lo único que su cabeza hacía era pensar y recordar situaciones que tal vez no deberían estar presentes en su mente. Yo pienso que éste es uno de los peores males que queda después de una ruptura: el recordar momentos que son capaces de arrastrarte e intensificar ese molesto dolor en tu pecho.

Sólo dos meses habían acontecido desde que todo había llegado a su fin por decisión de la otra chica. Aconteció así, de manera repentina sin previo aviso o siquiera una explicación detrás; un evento completamente inesperado, pero doloroso como mil infiernos.

Las escenas de todo lo que fue su relación mientras ésta se mantuvo encendida se reproducían en su cabeza. ¿Cómo no podría suceder? Si se encontraba allí, en uno de los lugares donde más tiempo había compartido con ella mientras todo fue "perfecto".

El sonido de aquellas olas se fusionaba junto al timbre de su voz aumentando así la rapidez con la que los flashbacks seguían y seguían inundando su memoria. Al sentir las frías olas golpeando su tibia piel recordaba el suave tacto de sus dígitos acariciándola y llevándola hacia un lugar que quizás podría asemejar con el paraíso perdido. La admirable belleza del cielo cambiando su matiz podía verla reflejada en ese par de ojos que solían mirarla con un amor que destilaba su mayor estado de pureza.

Y no, no podría tratarse de una exageración, pues era justo así como se sentía Nayeon a medida que los recuerdos caían a cántaros sobre sí.

Esa horrible sensación de vacío no la había abandonado desde que todo había llegado su final. Sabía que podía continuar su camino sin aquella castaña que se habia convertido en el amor de su vida, pues de verdad ella no creía en esa basura de: "no puedo vivir sin ti". ¿Quién cree en esas cosas? Claramente ella no lo hacía, pero tampoco podía negar que era doloroso.

Siempre va a ser doloroso aceptar un final que no deseamos, y sólo empeora cuando éste incluye a ese ser que amamos.

Su historia con Yoo Jeongyeon no había sido planeada, ni siquiera había obtenido el largo tiempo de duración que idealizamos. Todo inició rápido en el momento menos pensado, quizás fue una sorpresa total su comienzo, pero estoy segura de que el final lo fue aun más.

Ambas eran amigas desde que su etapa de adolescencia había comenzado. Siempre habían estado cerca la una de la otra, quizás lo suficiente como para que de un día hacia otro comenzaran a mirarse con ojos diferentes; ya no era una simple amistad lo que las unía, había más.

One Shots | TWICEWhere stories live. Discover now