Special |Dubchaeng|

198 16 27
                                    

El ambiente era consumido por algunos cuchicheos y comentarios nada discretos. No habían muchas luces alrededor, lo cual hacía lucir aquel lugar aun más estrecho e intimidante. Pero, ¿de qué lugar estoy haciendo referencia? Un pequeño salón de eventos.

Justo allí se encontraba una nerviosa chica que debido a tales nervios no podía dejar de temblar y caminar de un lado a otro. Sí, iba a tener una presentación en ese lugar en solitario. Algo por lo cual había trabajado muy duro durante semanas y semanas de desvelos para que tal presentación sólo fuera recordada por la perfección.

Kim Dahyun era música. Desde que tenía la capacidad de recordar podía verse a sí misma sosteniendo un instrumento musical en manos o cantando sin parar cualquier cantidad de palabras que tuviesen una melodía. Su familia siempre notó esta particular pasión que la pequeña tenía, así que, para su fortuna, siempre la habían apoyado de diferentes maneras.

Cuando tuvo 8 años de edad un pequeño teclado color negro fue entregado a ella como parte de un regalo navideño. Dos años después fue una hermosa guitarra color roja la que pasó a ocupar un lugar junto a aquel sencillo teclado. Tiempo después más y más instrumentos fueron apilándose hasta que se convirtió en una pequeña música con todas las letras.

Fue cuando llegó la etapa adolescente que la alegre y tímida Dahyun descubrió que también podía componer música; eso es genial, lo sé. Así que absolutamente todos sus días se convirtieron en melodías y letras por doquier. Sus letras solían hablar de sus vivencias, sus sentimientos, incluso parte de las frustraciones que como adolescente solía tener por los conflictos familiares o personales.

Kim Dahyun amaba escribir para sí misma, era esa su prioridad.

Así que en ese momento se encontraba tras bastidores, intentando respirar y contar hasta diez para evitar explotar y tener un ataque de pánico.

—Kim Dahyun —habló fuerte aquella voz perteneciente a uno de los mentores—, espero esta vez no lo arruines.

—N-no —susurró nerviosa.

El simple hecho de escuchar aquella acotación fue suficiente para que sus nervios aumentaran aun más. «¿De verdad lo arruiné la última vez?», se preguntó a punto de llorar.

—Dahyun —musitó a sus espaldas una voz que logró calmarla un poco—, ¿qué sucede?

—No puedes estar aquí, Chaeyoung —volteó—. Tienes que estar afuera donde están todos.

—No me importa igual —alzó los hombros—. ¿Estás bien? Luces aun más pálida de lo que ya lo eres.

—Estoy nerviosa —confesó en un susurro.

—Tranquila —se acercó más y acarició sus hombros—. Prometo que todo saldrá bien y lo harás perfecto, como siempre.

—Sabes que no —llevó una mano a su rostro—. La última vez lo arruiné.

—Sabes que no lo arruinaste —afirmó—. Tú nunca arruinas nada, ni siquiera te atrevas a sostener ese pensamiento.

—Pero ellos dijeron que... —suspiró desanimada.

Chaeyoung exhaló profundamente intentando disimular su enojo por aquel recuerdo que no quería que Dahyun rememorara, mucho menos antes de salir a escena.

"La presentación había llegado a su fin para alivio de todos, o bueno, quizás llamarlo 'alivio' no sea acertado, pues era lo que menos ellos sentían... Especialmente Dahyun, la cual estaba hecha un pequeño desastre.

Un par de errores habían sido cometidos por los aprendices en las presentaciones. Dahyun formaba parte de un grupo dedicado a entrenarlos para convertirlos en posibles futuros músicos dentro de la industria musical de Corea del Sur. Por supuesto, el haber cometido uno o dos errores era inaceptable... Y eso estaban a punto de descubrirlo.

One Shots | TWICEWhere stories live. Discover now