Escape |Michaeng|

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Ella simplemente corría, corría y corría después de haber recibido aquella llamada en la cual le hicieron saber que la habían descubierto. Sus manos temblaban y sus piernas intentaban correr sin desplomarse a mitad de aquella exhausta carrera.

El ruido del motor de una motocicleta comenzó a sonar detrás de sí, sabía de quien se trataba. La persona que conducía aceleró y se detuvo frente a ella obstruyendole el paso.

—¡¿A dónde vas?!

—¡Tengo que irme! ¡Él lo sabe, Mina!

—¿Hasta cuándo seguiremos en lo mismo? ¡Tienes que venir conmigo!

—¡No, no puedo hacerlo! —negó—. Tengo que irme —intentó esquivarla, pero la japonesa bajó de la pequeña motocicleta, ésta cayó al suelo rayandose.

—¿Por qué no? —la detuvo—. ¿Acaso no me quieres, Chaeyoung? —sostuvo su rostro y la miró fijamente—. Vayamos juntas.

—Te quiero, te quiero mucho —susurró con los ojos cerrados—. Pero no podemos irnos, ¿cómo? Él podría saberlo.

—Vamos —dio varios besos en sus labios sellados.

Chaeyoung lo pensó por un momento. Quería escapar junto a ella, por supuesto que sí, pero el miedo era aun mayor que su ilusión de escapar. Ella sabía que su padre estaba literalmente loco, podría hacer cualquier cosa con tal de encontrarla y lastimar a Mina.

Su romance había comenzado meses atrás cuando durante una reunión entre amigos le habían presentado a Mina. Ella era una chica completamente dulce y gentil aunque pudiera aparentar lo contrario. Nunca se despegaba de esa pequeña motocicleta que su hermano le había regalado tiempo atrás, miles de veces habían paseado juntas allí.

Cuando comenzaron a pasar más tiempo juntas fue cuando comenzaron a sentirse diferentes la una con la otra. La primera en confesarse fue Chaeyoung, Mina le correspondió aquella confesión con un inesperado beso; y de dicha forma sino inicio su relación.

Me gustaría decir que todo era así de bonito como lo imaginan, pero no, la realidad no era así. Chaeyoung provenía de una familia de "clase alta" que secretamente estaba dentro del mundo ilegal y los negocios sucios... Sí, narcotráfico.

Chaeyoung sabía esto bastante bien, por tal razón le temía a su padre; sabía que éste junto a su gente serían capaces de hacer cualquier locura con el fin de controlarla y raptarla; no quería que Mina saliera lastimada por su culpa.

—¿Vamos?

—No, no puedo ir contigo —se alejó—. No puedo, lo siento —volvió a correr.

—¡Maldita sea! —dio una patada a la motocicleta.

Por supuesto, Mina también se sentía frustrada y desesperada por todo el asunto. Sabía que Chaeyoung estaba en peligro mientras estuviese bajo aquel techo con esos seres. Quería protegerla, pero a la vez ella la detenía hasta tal punto que... la desesperaba aun más.

Se calmó y levantó la motocicleta para ponerse en marcha y crear algún plan que pudiese ayudarla, no crean que pensaba dejar todo así.

[···]

Chaeyoung finalmente había llegado a su casa, la cual era enorme y hermosa; ella la odiaba porque la manera en la que la habían obtenido era simplemente sucia. Además, todo el sufrimiento que padecía bajo ese techo incrementaba su odio por todo el lujo y la extravagancia del mismo.

Corrió y allí estaban dos vigilantes abriendo la puerta para ella. Ambos vestían de negro y usaban lentes oscuros, Chaeyoung nunca los había visto a los ojos, pero tampoco quería hacerlo.

One Shots | TWICEWhere stories live. Discover now