Introducción

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Historia dedicada muy especialmente para mis preciadas amigas Lols y Evyleenlev. Muchas gracias por los ánimos que me dieron para continuar con la escritura de este fanfic.



Sus orbes caramelo van y vienen desde los dos mismos puntos. De la puerta de esa habitación a la pantalla plana de la televisión en la sala una y otra, y otra vez. Ha perdido la cuenta de cuantas veces lo ha hecho a lo largo de esa ya casi media hora que lleva sentado en ese mullido puf con forma de dona.

En un intento por deshacer la angustia que se arremolina en su pecho, el joven de brillante cabellera azabache toma rápidamente el control de la televisión para encenderla, lo cual logra con movimientos torpes. Casi siempre es así, sus pésimas habilidades motoras hacen que las cosas se le resbalen o caigan de las manos.

Él cree que viendo televisión un rato podrá distraerse y dejar de sentir esa espantosa preocupación que no ha dejado de atormentarlo desde la madrugada. Comienza a cambiar compulsivamente los canales, por desgracia sus ojos lo traicionan, dirigiéndose de nuevo a esa puerta con diversos dibujos de estrellas y lunas, esa puerta que él pintó y que a ella tanto le gustó el resultado final.

— Dororo...

No puede evitar que ese nombre escape de sus labios en un angustiado murmullo. Revisa su reloj de pulso con diversos dibujos de Charmander (su Pokémon inicial favorito), el cual le indica que ya son casi las dos de la tarde y su mejor amiga sigue sin salir de su habitación.

"Otra vez la rechazaron". Ese pensamiento surge en su mente mientras avanza a pasos lentos hacia la puerta de su habitación. Está a punto de tocar para preguntarle cómo se encuentra, pero se detiene, sabe perfectamente que no le gusta que la molesten en esas circunstancias.

Hyakkimaru Daigo deja escapar un frustrado y prolongado suspiro antes de darse la media vuelta y regresar a la sala. En ese ademan obsesivo suyo que tanto lo caracteriza, rasca rápidamente su brazo derecho. Esto en un intento por tranquilizarse, cuando menos un poco.

No podía estar equivocado, conocía los patrones de su querida mejor amiga, era más que obvio lo que había pasado en su cita de la noche anterior, pues siempre que sus citas salían mal o un nuevo novio terminaba con ella lo hacía.

A lo largo de los ya casi cuatro años que llevaban viviendo juntos en el mismo departamento, siempre había ocurrido lo mismo, esos mismos patrones que percibió en la madrugada. La escuchó entrar a eso de las dos de la mañana, arrastrando los pies y sollozando en voz baja.

"Eres tonta Dororo ¿Cuándo podrás dejar de ser tan lamentable y patética?" La escuchó murmurar con impotencia mientras se dirigía a su habitación para encerrarse y comenzar a llorar con una voz más alta.

Y como muchas otras veces antes, ahí estaba él. Sentado en su amado puf de dona, hundiéndose en su impotencia de no poder hacer nada por evitarle todo ese sufrimiento a su tan amada amiga.

Ese incondicional amigo, el cual no podía hacer más que ver como su mejor amiga sufría por sus relaciones amorosas fallidas, aun cuando él estaba perdidamente enamorado de ella desde ya hace tantos años atrás.

Desafortunadamente, sabía perfectamente que su amada Dororo solo lo veía como eso, su mejor amigo y nada más. Sabía que nunca se atrevería a confesarle su sentir, y por ende no podía más que sufrir cada derrota amorosa junto con ella. Maldiciendo una y otra vez que los hombres que la dejaban no pudieran apreciar la extraordinaria mujer que era ella.

"Si Dororo fuera mi novia, nunca la lastimaría de esa manera". Ese dulce pensamiento surge en su mente, el cual ocasiona que cubra su rostro de la vergüenza y todo este se tiña de un lindo rosado. Sus habituales ilusiones de él y su amada Dororo como pareja se interrumpen cuando finalmente, tras una tormentosa espera, la puerta de lunas y estrellas se abre.

Blue Lullaby [Dororo AU]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum