En el pasado VII: Esa maldita noche en Madrid

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—No está a discusión. Voy a ir a Madrid con Dororo.

A pesar de que la mirada del muchacho de cabello azabache era indiferente, su voz se escuchó firme. Pronunció estas palabras con determinación, y las personas a su alrededor no pudieron más que forzar sonrisas nerviosas.

—Panquecito —se animó Nui a hablar, una vez transcurrieron algunos incomodos segundos en silencio—, imagino lo mucho que deseas acompañar a Dororo para animarla, pero... tú también tienes algo muy importante que hacer en Tokio.

—No me importa. —Insistió Hyakkimaru, imperturbable—. Iré a Madrid con Dororo.

Nui cambió a una mirada entremezclada de dulzura y tristeza. Sabía lo complicado que podía ser convencer a su hijo mayor cuando su querida amiga de la infancia estaba involucrada. Si a eso se le sumaba que no podía comprender ciertas obligaciones sociales debido a su SA, eso solo dificultaba más las cosas.

Dejó escapar un discreto suspiro para juntar más paciencia. Posteriormente, miró a su esposo con ojos suplicantes, esperando que entendiera que le urgía recibir su apoyo. Kagemitsu pareció entender sus deseos, pues él se sumó a la conversación. Le habló a su primogénito con un tono amable:

—Tu postura es más que comprensible, hijo. Aun así ¿no crees que sería incorrecto que no te presentaras a la ceremonia de premiación en el "Tokyo Game Show" de este año?

—No.

—¿Ni siquiera cuando tú específicamente fuiste nominado para el premio "Desarrollador Revelación del año"?

—No.

Kagemitsu quedó mudo ante tanta negativa y necedad, con una sonrisa tan grande formada en su rostro que hasta "The Joker" le tendría envidia. Lo único que se le ocurría hacer para lidiar con las particularidades de su hijo era sonreír y guardar silencio.

Una nueva voz firme y compasiva se escuchó entonces:

—Hyakkimaru, no puedes anteponer tus necesidades personales a las laborales. Es grosero que, si acaso resultas ganador en esa categoría, no estuvieras presente para ser tú el que reciba ese premio. Eso sería muy poco profesional de tu parte.

De no haberse visto extraño, los padres Daigo hubieran corrido hasta Ojiya para abrazarla y agradecer su intervención. Tuvieron la fortuna que ese día, ella los estuviera visitando en la mansión Daigo junto con su hija.

Debido a sus estudios y experiencia como maestra de estudiantes con necesidades especiales, ella sabía muy bien cómo lidiar con esa clase de situaciones, y, sobre todo, ante Hyakkimaru y su modo "extremadamente berrinchudo" en el que entraba una que otra vez.

Hyakkimaru la observó de reojo. Ojiya simplemente le esbozó una pequeña pero muy dulce sonrisa. Luego bajó una mirada pensativa hasta el suelo. Así permaneció por un rato, hasta que se animó a volver a hablar con decepción:

—Sra. Ojiya, lo que usted dice no es más que la verdad. Las responsabilidades son muy importantes, y a mí me gusta siempre cumplir con ellas al pie de la letra, pero... yo en verdad quería acompañar a Dororo en la Feria del libro en Madrid, y estar junto con ella cuando diera esa conferencia sobre la escritura de cuentos infantiles.

» Incluso comencé a hacer un cartel que dice: "Dororo es la número uno". Tanto acompañarla como recibir mi premio es importante para mí... ¿por qué los dos eventos tienen que ser el mismo día?

Esas últimas palabras las dijo de una forma tan triste que Dororo sintió como si su corazón se partiera en dos. Lo observó conmovida, haciendo su mayor esfuerzo por encontrar las palabras apropiadas para consolar a su querido amigo. En eso estaba, cuando Hyakkimaru levantó la cabeza, y continuó, mucho más animado:

Blue Lullaby [Dororo AU]Where stories live. Discover now