Capítulo 8

29 2 1
                                    




Estamos sentados alrededor de la mesa de negociaciones, tanto Paradis como Hispania. Hablamos de cómo nos organizaríamos en caso de un ataque y nos ponen al día de las misiones llevadas a cabo contra Marley. Me encuentro bastante ida, incapaz de concentrarme. Hay algo que me da muy mala espina. Sé que hay una cosa que no va bien en la isla de Paradis y el nombre de Eren Jaeger se repite una y otra vez en mi cabeza.

Escucho a Amanda compartir su punto de vista respecto a una cuestión, pero me veo incapaz de prestar atención a lo que dice. Miro a Jon, quien me devuelve el gesto. Me conoce desde que tengo doce años y si hay algo en lo que nunca falla es en leerme la mente. Sabe que algo va mal y le veo fruncir el ceño levemente, casi de manera imperceptible.

What is your perspective in this matter, Prime Minister? —Desvío mi atención del presidente y poso mi vista en Darius Zackly, quien me acaba de hacer una pregunta que no sé cómo voy a contestar porque no he hecho ni caso.

Amanda me aprieta la pierna por debajo de la rodilla, gesto que establecimos como símbolo de que si estábamos en apuros el otro actuaba. Justo cuando iba a hablar, el estruendo de la puerta abriéndose de par en par me salva. Me doy la vuelta de inmediato, sobresaltada, para encontrarme con Zineb dándose de bruces contra el suelo. Los dos guardias que deberían haber protegido la puerta la observan boquiabiertos y dirigen con temor sus ojos hacia dentro de la sala. A sabiendas de que la han cagado.

El silencio se hace con la instancia y noto como algo crece dentro de mí. Ira. Me levanto con más fuerza de la que debería, haciendo chirriar la silla al desplazarla y plantando las palmas de las manos sobre la superficie de la mesa de negociaciones. Inspiro hondo, tratando de ocultar mi enfado.

I must apologise for this unfortunate interruption —Digo y por algún motivo miro al rubiales del Cuerpo de Exploración—. I will take care of this. Please proceed while I solve this problem —La última palabra la pronuncio fulminando con la mirada a Zineb, quien estaba de rodillas recomponiéndose de la hostia que se acababa de meter.

Abandono mi sitio, me acerco hacia el cuerpo de la joven y, sin pensarlo, la agarro del pelo con fuerza, provocando que se queje en voz alta, y la arrastro hasta fuera de la sala. Cierro con la mano libre de un portazo y lanzo a la chica al suelo. Me giro para ver a los guardias.

— ¿No sabéis ni proteger una puta puerta o qué? —Les bramo—. Tenéis órdenes estrictas de prohibir la entrada a todo el mundo a una de las reuniones más importantes de la historia de esta nación.

— Lo siento, Primera Ministra. Es que...

— Callaros, no quiero escuchar ni una sola palabra de vuestras bocazas —Ambos soldados bajan la mirada, avergonzados—. Ya veremos cómo le sienta al Capitán General saber que sus hombres son una panda de incompetentes.

— Mimi, te estás pasando mazo —La voz de Zineb hace que una nueva oleada de furia se apodere de mí y la fulmino con tal intensidad que hago que retroceda—. Oye, para. Me estás acojonando, tía.

— Ponte en pie —Ordeno, esta vez mucho más calmada. Siento como la antigua Miriam, jefa del Escuadrón de Élite, toma las riendas de mis actos. Veo reticente a la chica—. He dicho que te pongas en pie.

La joven obedece y se pone en pie, con la mano firmemente pegada a la frente y el otro brazo absolutamente tenso. Saca pecho y desvía la vista hacia arriba, tal y como se nos instruye en el ejército. Es entonces que sé que ha comprendido que ya no está hablando con la Miriam con la que comparte casa sino con la Primera Ministra de Hispania. La agarro del brazo y la alejo de los guardias puesto que no tengo intención alguna de que pongan la oreja. Una vez considero que estamos a suficiente distancia, suelto la extremidad de Zineb.

— Mírame.

Así lo hace.

— ¿Eres consciente de que te acabas de dejar en evidencia —y por ende a nosotros— en una de las reuniones más importantes de los últimos diez años? —Quiero estar enfadada, pero cuando veo el temor en los ojos de la que considero como mi hermana pequeña me veo incapaz de hacerlo—. Explícate.

— Álvaro me ha mandado para informar de unos rumores que nos han llegado desde nuestras filas en Itálica.

— ¿Qué rumores?

— Al parecer se está diciendo por ahí que va a haber un ataque a Paradis y que se está planeando una reunión de todas las naciones no eldianas. Todo por parte de los marleyanos, claro está.

Observo a Zineb, tratando de asimilar toda la información. Esto son malas noticias, muy malas. Si los rumores son ciertos eso implicaría que tenemos escaso margen de actuación. Vuelvo a respirar hondo, sintiendo como una ola de ansiedad crepta hacia mi pecho. Tengo ganas de beber.

— La próxima vez llama a la puerta y no te tropieces delante de esa gente, por Dios te lo pido —Digo y esta asiente.

Unos pasaos detrás de mí me hacen girar la cabeza, y me encuentro con un muchacho joven y altísimo. Tiene el pelo largo y una barba mal crecida le adorna el rostro. Se lleva la mano a la nuca, visiblemente incómodo por la situación.

I'm sorry for interrupting, Miss Wagner —Dice el chico y le contemplo con seriedad—. But the Commanders and the President demand your presence.

Asiento y veo como el joven desvía durante un segundo su vista hacia Zineb, creo ver preocupación en sus ojos cuando la observa. Me giro para mirar a mi amiga y me la encuentro con la cara roja como un tomate. Tengo que aguantarme fuertemente las ganas de poner los ojos en blanco. Está tía no podría ser más obvia.

— Nos vemos en casa —Le digo—. Y disimula un poco, hija. Que a este paso se va a enterar toda Hispania de que te mola el barbitas.

— ¡¿Pero te puedes callar?! —Grita.

— Pero si no nos entiende, tonta la vaina —Me defiendo. Zineb se pone aún más roja—. Anyways, let's get inside.

— Yes, ma'am —Responde el barbitas—. Bye, Zineb!

— Goodbye, Jean! —Contesta Zineb con cierto acento.

"Así que se llama Jean, ¿eh? Madre mía la que le va a caer en casa, esta me la guardo", pienso. Los guardias no se atreven a mirarme al pasar y el barbitas y yo entramos de nuevo a la sala de negociaciones. Vuelvo a tomar asiento.

Everything is all right, Prime Minister? —Pregunta Dot Pyxis, a lo que asiento en un intento de abandonar este tema de conversación cuanto antes.

We were discussing about...

Hold on a minute, Minister Pregonas —Le corto a Amanda, la cual me mira sorprendida—. I have bad news.

Todos los presentes me prestan atención y no puedo evitar sentirme expuesta, odio con todo mi ser el estar en el centro de las miradas. Me recuerda a cuando murió mi hermano y toda la gente no paraba de preguntarme por él, como si yo no fuera más que un mono de feria destinado a contar esa historia una y otra vez.

Our people in Itálica have heard some rumours about Marley —Sentencio y miro a Jonathan, quien me observa con un deje de preocupación en sus ojos—. Apparently they're preparing an attack against Paradis and they want every single nation to go there and listen to them. Again, we haven't confirmed it yet.

So we've heard —Dice Zackly para mi sorpresa.

I beg your pardon?

Yesterday we received a letter.

From who, may I ask? —Vuelvo a preguntar.

Eren Jaeger.





-----------------------------------------------------------------------------------------------

¡Ale! Nuevo capítulo, espero que os haya gustado.

Besos,

Mire.

Hispania (Erwin Smith FanFiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora