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—Quiero que investigues quién es ese, todo de él ¿Quedó claro? —ordené a uno de mis ayudantes en el castillo

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—Quiero que investigues quién es ese, todo de él ¿Quedó claro? —ordené a uno de mis ayudantes en el castillo.

—Clarísimo, mi lady.

El amanecer estaba a punto de llegar y lo único que quería ver era mi cama junto a mis sábanas de seda.

Al subir la escalera del castillo para llegar a mi alcoba supe porque las muchachas se sacan los tacones a la mitad de la noche.

¿Qué? Ser inmortal no significa no tener dolor corporal.

Al llegar veo mi habitación, las paredes blancas y las sábanas de color bordón una bella combinación.
Me libero del vestido para entrar a la ducha y dejar caer el agua cálida sobre mi piel, mientras tanto solo pienso en cómo hacer para solucionar uno de los conflictos más importantes: cazadores.

¿No tienen televisión o celulares? Digo, para que dejen de intentar matar a los míos.

—Hum bonito tatuaje. —Hay un conflicto más que olvidé mencionar, los malditos chupasangres—, juguemos en el bosque mientras el lobo está, ¿El lobo está..?

—Esta tomando una ducha pero ahora va a torturar a un vampiro.—Volteé los ojos y lo miré; Aquellos ojos de color azul, pálida piel junto a unos labios sabrosos ah, digo: carnosos.

—Calipso, ¿Bella loba o Alfa?

—Ambas ¿Qué quieres, Tyler?

—Solo pasaba para advertirte los dulces árboles hablan amor, dicen que aceptaste a un desconocido en tus aposentos y créeme que él puede ser más peligroso que mi padre.

—¿Tu padre? El que envió al puto Dhampir a clavarme con una estaca ja, no sé si exista alguien peor.

—Sí, existe. —Niega con la cabeza mientras me pasa la toalla—, deshonro mi apellido por tí, dejaría que me arranques el corazón si así lo deseas.

— ¿A dónde quieres llegar? —Indago las palabras de mí mejor amigo—Tyler, sé directo.

—Solo digo que podría perder mi inmortalidad solo por salvarte a tí así que no dejes que ningún hombre venga a hacer que te sientas especial solo con palabras para luego apuñalarte por la espalda, cuídate cariño.

Salió por la ventana, me acerqué a ella para verlo bajar de un salto y perderse en el bosque al salir del domo.

Me pongo un conjunto de encaje negro y una bata del mismo color para ir a saludar al nuevo intruso dentro del castillo. Escucho pasos a kilómetros de aquí, son pequeños así los percibo hecho que capta mi atención pero lo ignoro por el momento.

— ¡Phoenix! —exclamo— ¿Piensas que quedarte aquí es una entrada a dormir? No, my little boy debes hacer algo a cambio.

Gruñe sentándose en la cama aún con sus sábanas sin dirigirme la palabra.

Sangre Maldita © Where stories live. Discover now