¿Qué pasa cuando un licántropo desterrado interrumpe en la coronación de la nueva Alfa del Clan enemigo, qué pasa si la nueva alfa es amante en secreto de un vampiro líder de otro clan enemigo?
Una maldición los acecha, un amor prohibido y lleno de...
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El grito desgarrador de Calipso estremeció a todo ser que estaba allí, incluyéndome.
Ella aulló, como gran alfa se transformó su pelaje era blanco como la nieve y sus ojos rojos como la sangre.
Se levantó contra el vampiro que había mordido al pequeño, no sé quién será pero ese niño se ganó mi admiración.
Ella tomó el cuello del chupasangre entre sus dientes y le arrancó la cabeza; una guerra empezó ¿Cómo mierda pasaron la barrera si no tenían permiso de la Alfa?
Observé cómo una línea de lobos se puso frente al castillo en formación, me uní a ellos sin dudarlo. Los vampiros eran seres horribles con orejas puntiagudas y piel gris en cambio nosotros podíamos ser humanoides que miden un metro noventa como también lobos transformados de un metro sesenta pero ágiles.
Rodeaban a la Reina el beta Cosmo, el delta Andreus, y el omega Cole. Los conocí en el entrenamiento ya que fueron los primeros a los que tuve que conocer sin importar la jerarquía ellos eran los más fuertes del Clan.
Calipso movió la cabeza como señal de ataque y muchos vampiros terminaron en dos piezas al igual que algunos lobos con cortes profundos difíciles de cicatrizar.
Mientras ella desgarraba a uno de los vampiros otro se le acercó por detrás y me hizo una señal como diciendo indirectamente «Ahora».
Me congelé, me paralice sin saber qué hacer ¿Entonces ese patán los envío, cómo es que él pudo darles el permiso de pasar si no es el alfa?
Salté y el vampiro ensanchó una sonrisa macabra lo que no sabía era que lo partiría a la mitad a él y no a ella.
¿Por qué? Ni puta idea. En cuestión de minutos ese campo de batalla solo quedó con los del clan presentes, los vampiros eran pocos y se marcharon.
Poco a poco iban transformándose otra vez en humanos, incluyéndome; Frederic se encargó de traer una sábana a todos y otros lobos que estaban en sus cabañas actuaron de enfermeros.
—Hey campeón, ¿Qué tal va esa herida? —pregunté al niño que Calipso salvó—, bien no fue tan malo pero sí duele.
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