13 -. Final (Segunda Parte)

182 18 57
                                    

Era bromiiiiitaaaa jajajaja, seguramente a más de uno le entró depresión al leer ese final. Pues no, no acaba ahí. Tengo un poco más de depresión para ustedes.

Disfrúten








Los chicos se despidieron de mi con la mano mientras los médicos cerraban las puertas de la ambulancia.

Me fuí con mi familia y abracé a mi padre para ver cómo se marchaba la ambulancia, aún seguía fría, como un témpano de hielo, o al menos así seguí cuando dejé de ver a la ambulancia, cuando ya se había escondido entre la oscuridad.

Ahí fué cuando lo solté todo, no podía aguantar ni un maldito segundo más, me llevé la mano al pecho al sentir cómo mi respiración se hacía cada vez más acelerada, empecé a llorar cómo nunca en mi vida había llorado, me sentía tan mal y tan débil que caí al suelo de rodillas, aún seguía llorando y temblando, mi padre intentó levantarme pero no pudo, no tenía nada de fuerza en mi cuerpo, lo que lo hacía más pesado.

Estaba rota por dentro. Me quería morir. Ni siquiera podía respirar, me tiré al suelo boca arriba mientras lloraba, aún con la mano en el pecho.

Me ardía, me quemaba el pecho, sentía como si estuviera caminando sobre brasas, tanto física como emocionalmente.

Ni siquiera podía hablar, no podía hablar de lo que me pasaba porque me faltaba el aire. La cara de preocupación de los que me rodeaban no podía describirse.

Todo el mundo me preguntaba si estaba bien, pero obviamente no lo estaba. mis jadeos y mi lucha por respirar cada vez era mas fuerte y más dura. El dolor en el pecho era insoportable. Me quería morir.

Mi padre consiguió levantarme y llevarme a casa, me tumbó en la cama, puso mi cabeza encima de sus piernas y me abrazó hasta que se me pasara, mi madre también estaba ahí conmigo, acariciando mi mano.

Después de unos minutos de jadeos y sollozos descontrolados me quedé completamente dormida. Supongo que ellos me dan la seguridad sudiciente para calmarme.

Me desperté al día siguiente, mi madre estaba a mi lado, como siempre, acariciando mi mano.

– Buenos días, cielo, ¿cómo estás hoy?

– No me digas que dormiste en esa silla – dije mientras me sentaba en la cama, ella asintió al momento, tomó mi mano y la besó.

– No me quise separar de ti, cielo, nos asustaste mucho, nunca te había pasado.

–¿Qué me pasó? Casi ni me acuerdo de lo que pasó ayer.

– Todo lo que pasó ayer con koktu, además después rompiste con Boris, creo que todo eso te pasó factura, te dió un ataque de ansiedad muy fuerte cielo, casi no podías respirar.

– Tenía mucho miedo, por ella, y no rompí con Boris porque él y yo nunca fuimos nada.

– El estaba muy afectado ayer. No parece ser un chico que se derrumbe fácil, boris tiene una coraza, pero tu poco a poco se la has ido quitando. Cielo, ¿Qué pasó? Te veía muy enamorada.

– No quiero hablar de eso  – dije mirando al suelo – ¿Papá está bien?

– Si, está durmiendo, se quedó hasta tarde aquí conmigo, estaba muy nervioso, al cabo de unas horas le dije que se fuera a acostar.

– Tenías que ir con el – dije mientras me llevaba la mano al pecho. – aún me duele un poco al respirar, pero se me pasará. Estoy segura.

En ese momento la puerta sonó, Theo entró con una bandeja con un súper desayuno que me había preparado.

Ładny - Boris Pavlikovsky Where stories live. Discover now