Amor Escarlata ♤HuaWei♡

♤08♤

♤Unidos. Parte 1♤

El anochecer tardó en llegar más de lo que Hua Cheng pesó que tardaría. Aún faltaban un par de horas para su cena con Amor escarlata y la curiosidad carcomía cada fibra de su ser. Tenía incógnitas que deseaba resolver sobre Wei Wuxian y el ¿Cómo? alguien que no aparentaba maldad alguna había terminado en ese lugar.

Obviamente fue un buen cultivador. Según la historia que el hombre del bar le había contado y la naturalidad con la que se expresaba, parecía erudito e inteligente, como un hombre viejo dentro de la apariencia de un joven príncipe. No aparentaba miedo y eso señalaba fortaleza, por lo cual, Hua Cheng, no lograba entender del todo la razón por la que él, siendo una calamidad, buscaba ayuda repentina de un rey fantasma, peligroso y sanguinario.

Una posibilidad era que no fuera tan listo o fuerte como trataba de demostrar. Otra posibilidad era que el problema fuera más grande y grave de lo que un solo supremo pudiera acarrear.

Solo le quedaba esperar por la respuesta.

Repentinamente, el graznido chillón del cuervo a su lado lo hizo dejar de limpiar la estatua de DianXia y mirarlo con ojos molestos.

.- ¿Ahora qué quieres?

.- Ahh... .- Delicadamente, el ave dio picotazos en la mesa donde estaba parado, específicamente en una de las tantas hojas con dibujos detallados de Xie Lian. Cada uno de ellos más espectacular y hermoso que él otro.

Aun sabiendo a medias lo que el ave quería decir, lo ignoró y volvió a lo suyo.

Lastima que este carroñero era terco.

.- ¿Quién es? .- Para cuando Hua Cheng se dio cuenta, el joven cuervo ya había cambiado su cuerpo pequeño por su apariencia de fantasmal, joven e inexpresivo, lo más cercano a una caja vacía. Solo trató de no darle importancia.

.- Dudo que seas nuevo por aquí, así que debes saber muy bien quien es el príncipe Xie Lian. Los cuentos de dioses están en cientos de libros, descrito en miles de formas.

El joven de cabellos blancos, cuya nieve, tomó la hoja y simplemente la balanceó, ojeando detalladamente los trazos bien delineados, seguidos por las letras de un poema sobre la misma, pesimamente escrito, por no decir ilegibles.

.- ¿Qué dice aquí?

La pregunta fue genuina e inocente, pero se dirigió como un golpe directo al orgullo de la calamidad y su más grande defecto: La escritura.

Sintiendo esas palabras como un golpe en la nuca, tragó la molestia, y sus ganas de sangre fresca, para simplemente sonreír hipócritamente.

.- ¿Qué acaso no lees? .- Murmuró entre dientes el supremo, a lo que el otro lo miró con ojos extraños, confusos e inestables. Claramente sin comprender del todo el sarcasmo ajeno.

Se tomó su tiempo, pero igualmente contestó.

.- No, no leo.

.- ¿No te gusta cultivar tu mente? La pereza no es aceptable.

.- Oh, no. Realmente, no sé leer .- a mano de Hua Cheng inevitablemente detuvo sus movimientos para escanearlo desde el rabillo del ojo. El chico no se había inmutado para nada.- Más bien aún no se leer bien, pero mi rey me está enseñando personalmente.

Luego de un ligero silencio, el supremo siguió en su limpieza, algo conmovido. No se consideraba alguien amable o solidario. No planeaba fingir que los problemas del mundo eran de su incumbencia, pero en momentos como ese; donde se detenía a recordar como su amado príncipe tomaba sus manos para ayudarlo a escribir, algo en su interior le revolvía el estómago en nostalgia cruda.