Primeras malas impresiones

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CAPÍTULO 8

Desperté solo por el movimiento brusco que sentí sobre mí, me hizo sobresaltarme sobre las mantas, para golpear mi cara contra mi hermana, quien se movió hacia atrás tocándose la cabeza, al parecer chocamos nuestras cabezas y nada suave. Mire a mi hermana confundida.

— ¿Qué pasa? —Susurre, me envolví en las cómodas sabanas dejando solo mi cara a la vista, hace mucho frio esta mañana.

—Eileen, debemos hablar. —Me volvió empujar Amara de la cama. —Ahora.

Su cara era de seriedad extrema, por lo que me retire las mantas y me senté sobre la cama, aplane mi cabello y lo quite de mi rostro, limpiando algo de baba seca en el proceso. Mi hermana estaba frente a la cama, vistiendo su ropa de salir.

— ¿Qué es? —La motive a hablar.

— ¿Qué es? ¿Me preguntas en serio? —Se enojó aún más. —No puedo creer que hayas aceptado esto, ¿Es que acaso no sabes lo peligroso que es?

La mire preguntándome si enserio se ha enojado por mi aceptación.

—Amara, sabes incluso mejor que yo que esto no es algo de querer o no. —Me levante de la cama para plantarme frente a ella. —De algún modo me iban a obligar, es todo un gobierno de fuerzas sobrenaturales contra nosotras dos, quienes estamos solas en este mundo.

—Pudimos haber hecho algo, Eileen. —Sus ojos estaban brillantes de lágrimas, ella alzo el rostro para que las lágrimas no salieran. — ¿Sabes cuantos Delectis han existido? ¡¿Sabes cuantos tuvieron muertes horripilantes?!

Ella no pudo seguir mirando hacia arriba y bajo la cabeza, dejando que las lágrimas se resbalen por su rostro, jamás la había visto así de desesperada, me sujeto por ambos hombros y sacudió.

—Amara...

—No puedes hacerme esto, Eileen. —Ella negó con violencia. —Tú siempre has sido todo lo que he tenido.

—Y tú has sido el mundo para mí, hermana. —Me abrace a ella, llorando. —Pero no podemos huir de esto, te prometo que no moriré, ¿sí?

Hace mucho no lloraba, ni siquiera cuando murieron mis padres derrame lagrima alguna y no porque no los quisiera, siempre quise a mis padres, pero su perdida solo me dejo una punzada incomoda en el estómago que duro en irse. Mientras ver a mi hermana llorando, me ha hecho llorar dolorosamente, y es que mi hermana fue la que me cuido desde que nací, fue quien velo por mí en todo momento, sacrificando su vida por mi bienestar, ella lo es todo para mí y sin ella no crea que pueda seguir adelante.

Lloramos abrazadas susurrando promesas, hasta que nos sentimos mejor y nos separamos, ideando un plan para poder estar juntas.

Amara se limpió los ojos, le dio un vistazo al cuarto y se sentó en la silla del tocador.

—Deberías bañarte, en algún momento debes bajar a encontrarte a los otros. —Mi hermana aprovecho los productos del tocador para eliminar las marcas del llanto de su rostro.

Asentí de acuerdo.

— ¿Has visto a los otros ya? —Pregunte en la entrada del baño. Me entraba nervios de ver a los demás, lo único que me anima es que ahí estará la cara conocida de Alyda, de resto se veían como seres muy poderosos, tal vez odien la idea de que yo sea la Delecti, si lo hacen ellos no creo que cómodo, sabiendo que viviré junto a ellos y los veré diariamente.

—Solo a la bruja, Elena, ha sido muy agradable. —Comento Amara al respecto. —Ha estado en la cocina ayudando a los cocineros, y dijo que había visto al hibrido, pero que ha sido esquivo.

Siete Demonios [Saga Siete # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora