Una Pelirroja colada

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Alyda salió del baño y me ayudo a llegar al baño, donde me hizo sentar en el inodoro para que me quitara la ropa quedando en ropa interior, me puso una bolsa alrededor del tobillo vendado y me soltó el cabello.

—Listo, estaré aquí afuera buscando algo para que te pongas.—Informó Alyda, asentí y le di las gracias.

Me desnude por completo y me metí en la tina llena de sales aromáticas y las otras cosas que Alyda le haya puesto, al terminar salí despacio, envolví mi cuerpo en una toalla y mi cabello en otra.

Aproveche y me quite los lentes de contacto.

—Uhh.—Me queje, todo se veía tan borroso.

Salí del baño en el cuarto estaba Alyda buscando algo en mis cajones.

—Oh ya Saliste, Kyle está en la cocina.—Informó la otra chica dándome un muda de ropa, ella salió del cuarto y me puse la ropa, busque en el cajón de una de las mesas de noche y ahí estaban mis gafas.

—Oww las extrañaba.—Dije colocándomelas, deje el cuarto  y me dirigí a la sala, en ella estaban Kyle comiendo una manzana verde y Alyda viendo televisión, ¿De dónde había salido la televisión?

—Eileen ven, debo curarte bien las heridas—Hizó una señal Alyda con un botiquín en mano.

—Yo puedo hacer algo mejor.—Dijo Kyle acercándose y sentándose frente a mí, me puso la mano en la frente y sentía una sensación fría deslizase debajo de mi piel.

Me lleve la mano a la mejilla herida, no tenía nada.

Ya no tenía ninguna herida o rasguño.

—Si seguís haciéndome favores, tendré que darte mi alma.—Masculle

—Tu alma no me interesa, y no quiero nada, estas son de las pocas veces que hablo con alguien que no sea yo.—Reveló Kyle con una mirada oscura. —De todas formas, debo irme.

—Ven en la noche, que nadie te vea.—Le pedí, el chico alzó una ceja, iba a comentar algo pero se escucharon ruidos a fuera de la casa y el desapareció.

Por la puerta entro Derek seguido de Elena, Nathaniel, Brett y alguien desconocida

—¡Eileen! —Gritó Elena corriendo a abrazarme, le devolví el abrazo.

—Hola Elena—Sonreí oliendo el suave aroma de su cabello, ella siempre huele tan bien. 

—Eileen, estas viva.—Señaló lo obvio el ángel del recinto. 

—Terrible.—Comentó Nathaniel, rodé los ojos indiferente de su opinión.

—Eileen te extrañe tanto.—Me apretó Brett. El licantropo me abrazó

—Brett, me voy a romper.—Me queje tratando de salir de su supuesto abrazo, más bien parecia que quería acabar connmigo.

—Me imagino que ya Alada te informo de lo sucedido con respecto a cierta rubia.—Habló Brett cuando me dejo respirar con tranquilidad, aunque no me se ha despegado. 

—Si...¿Quién es ella? —Pregunte señalando a la chica detrás de Nathaniel.

—Lyra ven acá.—Mandó Brett, la chica salió y camino insegura hacia mí, era baja, tenía el cabello rojo en una trenza francesa, su ojos eran color naranja, vestía un pantalón color azul cielo con un suéter de lana cuello tortuga naranja y se encontraba descalza.

¿Por qué se ve tan familiar?

—Hola—Saludó tímida, gire la cabeza a un lado, realmente siento que la he visto en otro lado, pero ahora mismo no recuerdo en donde.

—¿Qué haces aquí? —Pedí, no me da buena espina.

—Este...Yo...—La chica balbuceaba cosas y no se le entendía nada.

—Cállate, ¿Alguien me dirá? —Inquirí viendo el rostro de los demás habitantes de la casa

—Ella nos ayudó, Eileen no seas grosera—Me reprendió Derek.

—Si no quieren que sea grosera, alguien dígame que hace aquí. —Exigí sin poder tragarme bien la presencia de esta nueva chica. 

—No tenía donde ir, ella no presenta problema alguno es muy agradable, ya verás cuando la conozcas me...—Hablaba Elena, la detuve.

—No me interesa conocerla.—Deje en claro encogiéndome de hombros, todos me veían sorprendidos, ¿Qué?

—Bueno...No la conozcas, no estás en la obligación de hacerlo.—Saldó Derek sin ver en sí donde estaba el problema, como vi que nadie parecia sentir lo que sentía respecto a esa aparecida, preferí retirarme.

Me fui a mi cuarto, donde me quede dormida.

Me desperté y había gran oscuridad en la habitación, ya es de noche, me levante y dirigí hacia la sala principal, todos estaban hablando y riendo.

—Eileen ven únete.—Me invito Brett, Negué con la cabeza mientras iba a la cocina por un vaso de agua.

Al regresar a mi habitación encntre a Kyle sentado con mis gafas puestas, cerre la puerta detras de mi rapidamente para que nadie más se enterara que estaba aquí.

—Tienes un problema bastante notable.—Habló con mis gafas puestas, se las arrebate y me las puse.

—¿Podrías hablar con Mysti? —Pregunte sentandome en la cama.

—Claro, no tengo nada más interesante que hacer.

—¿De verdad?

—No, de mentira.

—¡Kyle!

—¡Eileen!

—Es enserio...Por favor.

—No hagas esa cara, lo hare, solo porque yo quiero no porque tú me lo has pedido, ¿Queda entendido?

—Me gustaría pensar que lo hiciste por el simple hecho de que te lo haya pedido yo.

—No.

—Aburrido.

—Nos vemos.—se despidió y desapareció.

El siguiente día, era un total caos.

 Al parecer hoy todos querían gritar, correr por el pasillo y golpear mi puerta.

—¡¿Qué quieren? —Grite harta, la puerta se abrió, era Mysti.

—Hola Eileen, lamento interrumpir tus sueños pero te necesito lista en cinco minutos—Informó con una sonrisa, le lance una almohada, la cual fue detenida por Alexander.

—Niña mala.—Reprendió Alexander moviendo un dedo en señal negativa y me la lanzó, me dió en toda la cara.

—¡Argg! —Grite con la cara enterrada en la almohada.

Al final, me levante por las buenas y de rapidez me fui a duchar  y hacer otras cosas necesarias.

Me dirigí al salón principal al terminar, estaban todos, más la colada con cara de tonta, Mysti y Alexander.

—Buenos días.—Dije por supuesta educación.

—Bueno Eileen, ¿Estas lista? —Pregunto Mysti.

—¿Para qué? —Pregunte.

—Pues para una misión, ¿Es que acaso no te dijeron? —Inquirió Mysti.

—No, a mi nadie me dijo nada. —Me queje viendo a esos traidores que tengo de compañeros. 

—La señorita estaba de mal humor.—Se justificó Brett, rodé los ojos.

Siete Demonios [Saga Siete # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora